LA PSICOLOGÍA EN EL DERECHO: Candidatos a puestos de elección popular

Esta semana estuvimos observado ya actividad política encaminada a las elecciones del año próximo, y me parece que es importante que analicemos desde ahora con una visión muy critica las acciones que las y los aspirantes realizaron en su pasado reciente, pues muchas veces durante las campañas electorales, producto de la mercadotecnia, los discursos políticos solo nos dejan escuchar, las acciones que realizaran por la ciudadanía si el voto les favorece; dejando de ver las acciones de gran sutileza que son las que nos permiten ver lo que realmente es la intención y como se comportaría en situaciones similares siendo ya gobernantes.

Es el caso del senador Cristóbal Arias Solís que en días pasados se vio envuelto en una manifestación de la red de colectivas de feministas de Michoacán quienes, ejerciendo su derecho a la libre expresión, le recordaban un evento de violencia en contra de su esposa.

La petición de las colectivas es clara y legitima, “los deudores alimentarios y agresores de mujeres no pueden ser candidatos a puestos de elección popular”. Si como ser humano no eres capaz de ser responsable de aquellas personas que dependen de ti económicamente, que se puede esperar de esta persona que puede estar en el ejercicio del poder, él que ya demostró con sus acciones no políticas que no tiene interés en sus seres queridos, es decir esta persona difícilmente considerara el bienestar común.

Y peor aún para aquellos que ejercen violencia en contra de las mujeres, a sus propias compañeras de vida, es evidente a donde se dirigirá la política pública para las mujeres, a ejercicios nefastos de poder en nuestra contra, a la invisibilización de nuestros derechos que tanto trabajo cuesta que sean reconocidos.

Porque además no reconocer un acto de violencia ejercido habla de varias situaciones, la primera el pensamiento de que cuando se ejerce violencia en contra su pareja es parte de lo que debería de guardarse en la vida privada, y como ocurrió en esas cuatro paredes no es de transcendencia, solo hay que recordar que el 56% de los feminicidios ocurren en la casa de las víctimas, encontrando en el hogar un espacio inseguro para las mujeres.

De acuerdo con Echeburúa, Fernández-Montalvo y Amor (2003) en las personas violentas es frecuente encontrar las alteraciones psicológicas en el ámbito del control de la ira, de la empatía y expresión de emociones, de las cogniciones sobre la mujer y la relación de pareja y de las habilidades de comunicación y de solución de problemas.

La falta de conciencia de estas alteraciones psicológicas, en un individuo que ejerce violencia no le permite cuestionarse que el acto violento es una respuesta que tiene detrás muchas problemáticas en su persona por lo tanto no lo reconoce como un problema, luego entonces no hay nada que hacer al respecto, ya que nadie puede modificar lo que no ve mal en sí mismo. Aunado a que sabemos que la violencia es un método sumamente efectivo para obtener lo que se desea de la persona que está siendo violentada.

Ahora bien, me parece reprobable que se envié un mensaje que nos dice que si los hechos ocurrieron hace mucho tiempo, ya no tienen relevancia, el acto sucedió y el paso de tiempo no lo desaparece, hoy ejercemos como sociedad nuestro uso de memoria, ya no olvidamos los eventos pues no deseamos que los agresores cometan los mismos errores.

Finalmente, no perdamos enfoque de quien ejerció la violencia y comencemos a distraernos con quien es víctima, seguramente para ella los efectos de aquel evento siguen cobrando gran importancia.