Descubren fachada de la torre de cráneos del tzompantli mexica

Ciudad de México.- Alimentar al Sol requería sacrificios, y el Estado mexica debía convencer a su pueblo de esa necesidad, por la deuda que los hombres tenían con los dioses, que se habían sacrificado para dar origen a la vida y habían puesto el ejemplo”, dice la arqueóloga Lorena Vázquez Vallin.

Según El Economista, esa es la síntesis por la cual se explica la relevancia de unos hallazgos magníficos que revelan en su pureza y profundidad el discurso religioso, ideológico y político de una sociedad militarista que plasmó la exigencia de la muerte para preservar la vida, en su arquitectura, sus templos, sus ritos, sus fiestas y sus monolitos.

El equipo de investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), adscrito al Programa de Arqueología Urbana (PAU) del Museo del Templo Mayor, encontró la parte que faltaba para completar la circunferencia de la torre cráneos que, según las fuentes históricas del siglo XVI,  descansaba sobre el extremo noreste de la plataforma del Huei Tzompantli del recinto sagrado de Tenochtitlan, localizado en 2015 a 2 m de profundidad, bajo los cimientos de una casona colonial en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Posteriormente, en 2017, un grupo de mujeres arqueólogas descubrió, mientras liberaba el tzompantli, la parte interna de la torre de calaveras que relataron en sus crónicas, con “grandísima grima y admiración”, los frailes Bernardino de Sahagún y Diego Durán y los soldados Bernal Díaz del Castillo y Andrés de Tapia, pero esta nueva pieza completa la torre y constituye la fachada de ese osario donde se colocaban, pegados como ladrillos, los cráneos de las víctimas sacrificiales dedicadas al dios Huitzilopochtli.

Localizada a principios de marzo de 2020, mientras supervisaban los trabajos de recimentación del inmueble virreinal ubicado en el predio de la calle República de Guatemala 24, esta lúgubre fachada podría tratarse del desplante original de esa estructura asociada al tzompantli, es decir, la primera que se edificó probablemente alrededor del año 1486, y en la que se han localizado hasta el momento 119 cráneos humanos, que se suman a los 484 hallados en 2017.