Ante la depresión económica, una política de endeudamiento

Con relación al crecimiento de las actividades primarias, registraron un crecimiento del 2 por ciento; mientras que las secundarias cayeron en menos de 10 por ciento. (Foto: especial)

La semana pasada el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), dio a conocer la estimación oportuna del Producto Interno Bruto (PIB) correspondiente a 2020, donde se confirma la caída vertical de la actividad económica en términos reales de menos de 8.3 por ciento, tal como se esperaba como consecuencia del cierre de la economía del país por la pandemia.

Con relación al crecimiento de las actividades primarias, registraron un crecimiento del 2 por ciento; mientras que las secundarias cayeron en menos de  10 por ciento y las terciarias en menos de 7.7 por ciento.

La economía mexicana observa en los últimos dos años un crecimiento negativo de manera trimestral que se observa desde el primer trimestre del 2019 y que en el año 2018 ya observó una tendencia a la baja en promedio del 1.5 por ciento.

Es necesario señalar que los últimos dos años de gobierno de López Obrador, la economía mexicana se encontró en una recesión primeramente y después el año pasado en la peor depresión desde 1933 en el contexto de la crisis mundial de 1929, la más grande antes experimentada de la llegada del Covid-19.

Pero el problema no está en la manera como cayó la economía del país; sino la falta de una política económica para amortiguar la caída de forma vertical con la pérdida de casi un millón de empleos en el primer semestre del 2020 y 10 millones de puestos de trabajo en la economía informal.

El gobierno de López Obrador, ha preferido dejar todo a las “fuerzas del mercado”, antes de echar mano de los instrumentos de política económica como son la política monetaria, fiscal y cambiaria para contener la magnitud de la caída económica y recurrir al endeudamiento público para otorgar en primer término estímulos fiscales y apoyos a las empresas y familias.

Además de estimular con un programa emergente en inversión pública directa en infraestructura para estimular el consumo público y privado así como la inversión privada en el corto plazo para reactivar la actividad productiva y recuperar el nivel de empleo.

Por lo que se refiere, a la política monetaria se recomienda por parte de diversos economistas la disminución de la tasa de interés por parte del Banco de México a una tasa cero por ciento para estimular el crédito y el financiamiento productivo del conjunto de la economía, mas aun en este momento en que el sistema bancario cuenta con un exceso de liquidez.

En cuanto a la política cambiaria, también varios economistas se atreven a recomendar el control de cambios en el mercado de divisas para poder de esta manera planificar las exportaciones y las importaciones.

En contra posición a la libre flotación de la moneda nacional, ya que el mercado cambiario actualmente está orientada a evitar la especulación y no es un elemento que contribuya al crecimiento de la economía mexicana.

Actualmente el modelo económico está orientado al mercado externo  donde únicamente el sector exportador de la economía del país es el único beneficiario por la política de apertura comercial, por lo tanto estas propuestas de política económica y los instrumentos encaminados a la pronta recuperación choca con el tratado de libre comercio T-MEC.

Por lo tanto, para lograr la pronta recuperación económica es necesario que el gobierno de López Obrador recurra al endeudamiento público que con una tasa de interés del 0 por ciento, el costo financiero de éste para que resulte financieramente viable en el mediano plazo.

Sin embargo, la no intervención del gobierno para rescatar la economía de la depresión es de corte cien por ciento neoliberal que apuesta a la estabilidad de las variables financieras como son el tipo de cambio, la tasa de interés y el equilibrio fiscal y que la recuperación de la economía mexicana está en función de la velocidad con que se lleva a cabo la campaña de vacunación contra el Covid-19.

De esta manera el gobierno de “izquierda” de López Obrador le da prioridad a la estabilidad financiera antes que a la recuperación de la actividad productiva lo que resulta algo en contra del bienestar de la mayoría de los mexicanos que hoy se encuentran golpeados no solo por la pandemia sino también por la depresión económica del país y la pérdida absoluta de los ingresos personales y familiares y la muerte de pequeñas y medianas empresas ante la falta del apoyo fiscal directo del gobierno, por lo tanto resulta muy complicado ver este año una recuperación real de la economía mexicana con una política de izquierda neoliberal en términos económicos.