El Comercio Justo, una vía de desarrollo sostenible

El movimiento global de comercio justo nace en Europa en los años 60 con el propósito de elevar el nivel de vida del pequeño productor y el campesino. (Imagen: especial)

El Comercio Justo es un sistema comercial basado en el diálogo, la transparencia y el respeto, que busca una mayor equidad en el comercio internacional prestando especial atención a criterios sociales y medioambientales. Contribuye al desarrollo sostenible ofreciendo mejores condiciones comerciales y asegurando los derechos de productores/as y trabajadores/as desfavorecidos, especialmente en el Sur, de acuerdo con la Organización Mundial del Comercio Justo.

Este tipo de comercio es diferente al comercio convencional, pues se basa principalmente en la justicia social, calidad de producto y cuidado de la naturaleza. Es conocido como “una alternativa ética”, pues supone varias prácticas que involucran a los productores, los que comercializan los productos, las tiendas y los clientes.

El comercio justo nace como alternativa para compensar y luchar contra las desigualdades sociales y económicas ocasionadas por el modelo de mercado neoliberal, que ha condicionado las prácticas globales de comercio. Desde sus inicios, el comercio justo ha tenido el objetivo de disminuir la presencia de intermediarios, con el fin de mejorar las condiciones económicas de los pequeños productores.

El movimiento global de comercio justo nace en Europa en los años 60 con el propósito de elevar el nivel de vida del pequeño productor y el campesino. En América Latina, África y Asia está más enfocado como comercio solidario, a través del cual el consumidor consciente busca productos a un mejor precio para el productor y con el fin de ayudarlo a mantener su nivel de vida sin caridad.

En México, dicho movimiento comenzó en los ochenta, cuando ocurrió una severa caída en los precios del café, junto con la liberalización del mercado del grano, lo que puso casi en bancarrota a los productores mexicanos. Fue como nació la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo (UCIRI), la que, junto con una asociación holandesa, tomó la iniciativa del comercio justo en el País.

De acuerdo con la citada organización, quienes están de alguna manera involucrados en los circuitos del Comercio Justo deben observar los siguientes principios:  1.-Crear oportunidades para productores en desventaja económica; 2.-Transparencia y responsabilidad; 3.-Prácticas comerciales justas; 4.-Pago de un precio justo; 5.-No al trabajo infantil y al trabajo forzado; 6.-No discriminación, equidad de género y libertad de asociación; 7.-Asegurar buenas condiciones del trabajo; 8.-Desarrollo de capacidades;9.-Promoción del comercio justo; y 10.-Respeto por el medio ambiente.

Esta manera de concebir al comercio contempla una cadena para fortalecer los lazos de cooperación entre los entes participantes: Los productores en situaciones de vulnerabilidad, que se asocian en pequeñas cooperativas y, a su vez, crean federaciones con el fin de mejorarlos resultados de la comercialización; las importadoras y comercializadoras; las tiendas o puntos de venta físicos que están relacionadas con ONG y asociaciones que promueven el consumo responsable de los ciudadanos; y, los consumidores, los cuales son la figura esencial del comercio justo por ser también agentes multiplicadores en la difusión y sensibilización de las situaciones de desequilibrio e injusticia que existen detrás de los actos de consumo, refiere la literatura especializada en el tema.