DEBATAMOS MICHOACÁN: Integralidad o unicidad

La ecoconciencia nos permite trabajar en la formación para la vida. (Foto: especial)

Los jóvenes son presente y no futuro, existen ahora muchos jóvenes que se adelantan a sus tiempos y requieren de mayor atención y comunicación con sus mayores; la escribo pensando en aquellos jóvenes, que está impulsando sus talentos para ser los que defiendan de la opresión, dominación y subordinación a los pueblos originarios, para aquellos jóvenes que luchan por un nuevo día, por una realidad que se transforme en igualdad y justicia social, por un poder que emana del pueblo y que se asume como vocación para aquellos que lo representan.

Por ahora, el cuerpo humano y de los seres vivos, está en el mercado, es un producto más en la oferta y demanda; un mercado en el Neoliberalismo que nos hace hedonistas, narcisistas y en búsqueda de éxito, lujo, placer; que nos hace individualistas y que en valores líquidos solo pensamos en nuestro bienestar. Hoy el cuerpo está en el mercado, se oferta de conformidad con las necesidades que tiene el otro, es decir, sus demandas (sexo, droga, alcohol, cigarro, marcas, tecnología), y esta visión genera las problemáticas que vivimos de tanta violencia y dolor social que se vive en muchos lugares.

Pese a ello, cuando nos abstraemos de la globalidad, el mercado, el patriarcado, de las crisis que vivimos en ecosofia que nos dice Guattari, pero también las financieras, de extractivismo y de miedo, nos damos cuenta que debemos cambiar, bajo el enfoque de otro modelo que nos permita dejar de ser antropocéntricos, que nos facilite poner al centro la vida, ser ecocéntricos y respetar al otro que no es humano necesariamente.

Y es que repito una y otra vez que el cuerpo de los humanos es el medio por el cual entramos en contacto con la madre naturaleza y sus elementos, el agua, el aire, la tierra, la luz, que, si bien nos insisten en que son inertes, la realidad de las cosas es que sin ellos los seres vivos no podrían existir.

Por ello, expresamos que somos integralidad, o mejor dicho,  unicidad con el universo; formamos uno solo, cuerpo y  universo; no es solo la complementariedad, sino nuestro cuerpo está diseñado para recibir la vida a partir de los elementos que se les denomina inertes: el agua, la luz, el aire, y la tierra.

El cuerpo nuevamente será para los humanos y la otredad (animales y plantas) el instrumento que interactuará con el universo y sus elementos de la naturaleza; el cuerpo de los seres vivos requiere de agua para la vida, imposible vivir sin ella; por ello y entre otras cuestiones, el agua es un derecho humano y un derecho también para la otredad que no es humana pero reconocida desde la espiritualidad que es respeto para plantas y animales.

Pero el cuerpo requiere también del oxígeno, requiere que los pulmones y los sistemas de ventilación de los seres vivos mantengan su oxigenación, aunque ahora los humanos generemos crisis de impacto ambiental, por lo que el oxígeno se encuentra viciado y con polución y genera los impactos a la salud de los seres vivos.

La tierra nos da los nutrientes, los minerales necesarios para la vida, por ello, el cuerpo recibe de la tierra sus alimentos que le permite disfrutar de salud. Hoy la tierra está dañada por paquetes tecnológicos que han olvidado el respeto a la madre tierra, que la han contaminado y que han generado cambio en el uso del suelo impactando al medio ambiente, y generando calentamiento global y efecto invernadero.

Pero el cuerpo de los seres vivos también requiere en la generalidad de la luz solar, y ella es fundamental para fijar las vitaminas, para hacer fotosíntesis y para recibir calor.

Así el cuerpo de los seres vivos hace unicidad con el universo. Recientemente estuve en Uruapan y visite el EcoRancho Tungui, un espacio que reconoce en la biología del amor a los seres vivos y que produce con respeto a los elementos de la naturaleza, donde cada gota de agua, cada espacio con tierra, y en general el bosque y la luz solar están presentes para dar viabilidad a un proyecto de respeto de Pachamama y Gaia.

Por ello, es importante recordar permanentemente que, nuestro cuerpo se conecta con la naturaleza, con el agua, con la luz, con la tierra, con el aire, cuidarlo, protegerlo, respetarlo es parte de la filosofía de la vida. Hagamos conciencia, es decir construyamos ECOCONCIENCIA.

La ecoconciencia nos permite trabajar en la formación para la vida, con una ética que nos apoya a encontrar la vida, de una pedagogía de vida para seguir en la lucha por la sostenibilidad de este planeta, para esta generación y para las próximas generaciones.