DEBATAMOS MICHOACÁN: Poder es servir

Enrique Dussel. (Foto: especial)

Situaciones multifactoriales tensan las relaciones en el contexto que vivimos: un modelo económico neoliberal, la existencia de crisis, las desigualdades sociales y de falta de justicia social, entre otras. 

El modelo económico Neoliberal, que, a través de la globalización, el mercado y el patriarcado someten, controlan y disciplinan a la población (Michel Foucault). Por otro lado, expresa Félix Guattari la existencia de crisis medioambiental, social, mental y financiera que vivimos que pone en riesgo la estabilidad de la humanidad y finalmente las desigualdades sociales, amplios sectores de población sin voz, valor y poder, pero, además, una falta de acceder a la justicia social en términos de la redistribución de la riqueza nacional, así como reconocimiento y la representación de las minorías sociales. 

La nueva tarea de la política, sobre todo para las personas aún jóvenes, es considerar en el centro a los que llevan 500 años sometidos, colonizados: a la comunidad de los pobres, oprimidos y excluidos que aun en esas desventajas, es importante mencionarlo, son quienes tienen el poder. 

Consideramos que ni el capitalismo, pero tampoco el socialismo, pueden atender a los grandes problemas por los que atraviesa la humanidad, por lo que tenemos que pensar en un modelo transmoderno expresa Enrique Dussel, que permita una nueva posición: teórica, práctica y ética. 

Debemos de continuar pensando en la importancia de escuchar y hacer participar a los pueblos originarios, (Purépechas, Mazahuas, Otomí, Matlazincla y desde luego los Náhuatl, y otras personas originarias viviendo en espacios urbanos; 62 lenguas originarias y 326 variantes etnolingüísticas), pero también, a los excluidos y a todos aquellos que han sido subordinados y dominados históricamente; que continúan sin ser escuchados, pese a que son ellos los que tienen en poder, y forman la comunidad. 

Los cambios que ahora se requiere, tiene la responsabilidad, es decir, de avanzar en la creación de un nuevo tipo de Estado, de lograr una nueva cultura política en la subjetividad popular: de lucha contra la erradicación de la corrupción y la impunidad, de evitar las desigualdades y la injusticia social, además de las crisis recurrentes que vive la humanidad. Es una tarea positiva, creativa, constructiva a la que nos enfrentaremos; lo que representa promover una nueva cultura política de subjetividad popular por lo que es importante impulsar principios éticos.

La campaña político electoral dio comienzo el pasado cuatro de abril de los presentes; en el desarrollo del discurso político se requiere tener presentes algunas consideraciones, cuando menos dos que son importantes: la primera, comprender que no estamos solos en el planeta, solo somos parte de los seres vivos, y nos acompañamos de las plantas y los animales y de los elementos de la naturaleza y; segundo, los políticos deben de contar con una vocación, y una ética en la política que articule la vida, la participación comunitaria y la realidad de lo posible. Permítame reflexionar sobre estos asuntos: 

Pachamama y Gaia: la Madre Naturaleza y la Madre Tierra. Pienso una y otra vez que mi cuerpo y la corporalidad de los animales y las plantas está conectado con la naturaleza, con la Pachamama, es decir somos uno solo; mi cuerpo y el de la otredad no humana requiere para vivir del aire, del agua, de la tierra y de la luz. Nuestros cuerpos reciben los beneficios de la naturaleza y el valor que se nos da no se encuentra en ellos mismos, sino en nuestras posibilidades de atender las necesidades que tenemos y darnos vida; no obstante, no nos percatamos de ello, hemos hecho que la Naturaleza, el medio ambiente y la biodiversidad se encuentren en crisis, derivado de no comprender la importancia de no contaminar, de no agredir y violentar a la Madre Naturaleza y a la Tierra. 

El valor del aire, el agua, la tierra y la luz o el sol, se concentra en la respiración, ahí está su función, se concentra en atender la sed para vivir, en saciar el hambre a través de los productos de la naturaleza y en recibir la energía para movernos o mantener la vida de los humanos, animales y plantas; por ello, el verdadero valor del aire, el agua, la tierra y a luz está en respirar profundo, en vibrar con la naturaleza, en saciar la sed y recargar nuestros cuerpos, en dar alimento y minerales al cuerpo y la energía y luz que requiere para nuestro movimiento, para la vida. Insisto, es la finalidad lo que le da el valor al agua, al aire, a la tierra o a la luz, para la vida humana, animal o de las plantas. 

De la misma manera la justicia tiene un solo fin, que el ser humano sea justo, y que de a cada cual lo que le corresponde con lo cual se tendrá como fin una vida en comunidad, pero no en la individualidad o en los valores líquidos, como se viene construyendo desde hace ya 500 años.  

Desde el punto de vista filosófico, la vida en sí misma no tiene valor, si es que antes no le damos el valor de la dignidad, ya que la dignidad constituye el valor de todos los medios que necesita la vida, para vivir. 

El cuerpo del ser humano, integrante de los seres vivos, constituye un instrumento de conectividad con la naturaleza; pero el cuerpo humano en su posición frente a la comunalidad es también de unicidad, pero en valores, principios en el deber ser y en virtudes sociales. 

Por otro lado, es importante señalar la posición que algunos teóricos como el doctor Enrique Dussel están aportando para la transformación de sistemas sociales que están agrediendo con la vida a amplios sectores sociales de la humanidad. Por ello, a partir de la ética de la política, habría que reflexionar sobre algunos valores. 

Valores éticos de la política. Desde esta perspectiva existen al menos tres elementos éticos que debe observar la política: 

Primero: debemos afirmar, producir y acrecentar nuestra vida, tanto la individual, colectiva o comunal, y al ser género humano, nuestra vida planetaria; el no cumplir este principio nos lleva a la muerte, tanto individual, colectiva como de la humanidad. Es afirmar la vida o la muerte. 

El principio de vida, de sobrevivencia, condición necesaria para no morir, pero es así, cuando hemos utilizado de manera sobreexplotando a la naturaleza, destruyéndola, eso puede causar un daño irreversible; debemos de dejar de ser consumistas y destructores de la naturaleza. El suicidio colectivo de la humanidad no es hoy imposible, nos dice Leonardo Boff, Enrique Dussel, Felix Guattari. 

Segundo: el segundo principio ético se articula al primer principio, la vida; y surgen varias preguntas, ¿cómo conozco que la decisión que ejecute para afirmar la vida es la correcta, o la mejor para la comunidad?, ¿será que elegiré lo que me parece más apropiado desde mi punto de vista para la comunidad, sin tomar en consideración su aprobación?, ¿cuál es la manera de probar que lo que quiero hacer esta validado por la comunidad en función de lo que necesitan para su vida?

Se deberá adoptar la decisión que haya alcanzado el consenso, siendo el acuerdo de la comunidad, en donde la población participe de manera igualitaria en sus derechos con argumentos razonables, sin haber sido cooptados o cuartados por la violencia, los grupos facticos y otros que no permitan un consenso aprobado comunitariamente. 

Tercero: el principio siguiente, es la factibilidad, es decir, lo posible, lo que puede hacerse, lo que se puede operar. Los dos principios anteriores nos dan luz para la comprensión del respeto de la vida, con una decisión de la comunidad de su protección, el tercer elemento nos indica hacer lo posible por la decisión de respetar y proteger la vida de la comunidad. 

El político que intenta lo nuevo que lucha por la justicia a favor de una vida más justa de un pueblo que propone como posible lo imposible.