Ayotzinapa y los 43, siete años sin respuesta

Desde aquel 24 de septiembre del 2014, han sido muchas las declaraciones oficiales y pocas la respuestas contundentes sobre una herida que sigue abierta y mantiene el desafío para que el Estado mexicano responda con la verdad

Contingentes de normalistas marcharon este domingo para repetir la pregunta, ¿dónde están los 43? | Agencia Comunicación Gráfica

Morelia, Mich.- Siete años han pasado desde aquella noche de Iguala y los 43 siguen faltando. El reclamo por su presencia sigue en todo el país, y más allá de los familiares de los normalistas cuyo paradero no se sabe, el caso sigue siendo un reclamo de la sociedad de México y del mundo, donde los rostros de los 43 jóvenes siguen cuestionando al gobierno federal: Fue el Estado.

La herida sigue abierta y no hay una investigación que dé certeza. Con el gobierno de la Cuarta Transformación -que en materia de violaciones a derechos humanos y desapariciones le apuesta al olvido-, la deuda de Andrés Manuel López Obrador sigue en pie, sin avance.

Abrir las investigaciones que sepulten en definitiva la “verdad histórica” empieza a ser una duda. Más si en semanas pasadas, la desaparición de los estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl García Burgos” en el estado de Guerrero, vuelve al tema de la incineración de sus cuerpos, tesis que los especialistas forenses argentinos desecharon por completo.

El investigar a los militares, es otro reclamo pendiente de los familiares de los normalistas, quienes apenas hace dos días señalaron que se sigue igual que al principio del caso, sin conocerse la verdad y sin tener una certeza de que el gobierno federal actúa para dar con los responsables y ofrecer una versión del paradero de los 43.

Como en muchos otros estados del país, este domingo contingentes de estudiantes de la escuelas normales de Michoacán marcharon para exigir una respuesta a la pregunta que sigue viva: ¿dónde están?

La historia

El 26 de septiembre del 2014, 43 estudiantes normalistas fueron retenidos por elementos policiacos. Siete años después, no se sabe nada de ellos, pese a que hay varios detenidos como presuntos autores tanto intelectuales como materiales, en una trama que desafía al sentido común y termina siempre con la pregunta: ¿dónde están?

La llamada “verdad histórica” del régimen de Enrique Peña Nieto, afirma que los 43 estudiantes fueron secuestrados por policías en la ciudad de Iguala, 220 kilómetros al sur de la capital, Guerrero, y que éstos los entregaron a narcotraficantes que a su vez los asesinaron e incineraron en el basurero municipal a cielo abierto en Cocula.

Luego de retener autobuses en Chilpancingo que los llevaran a la capital del país para celebrar un año más del 2 de octubre de 1968, los normalistas fueron repelidos aquel 26 de septiembre por la Policía Federal y decidieron trasladarse a Iguala para seguir apoderándose de autotransportes, de los que mantuvieron tres en su poder en una caseta de la autopista. El chofer de una de las unidades -narró hace cinco años en Morelia Ciriaco Vázquez Flores, padre de Abelardo Vázquez-, les pidió que se trasladaran a la central de autobuses, ya que venía con pasajeros y los quiso dejar en la terminal, a lo que accedieron los jóvenes.

Ahí, señaló, en la terminal de autobuses el chofer de la unidad retenida los encerró con llave y los estudiantes pidieron el apoyo del resto de sus compañeros que se quedaron en una caseta “boteando”.

Fue ahí, “donde empezó el ataque de los policías, disparándoles a los muchachos, ahí murieron tres jóvenes y al día siguiente encontraron a otro joven que era del Estado de México, lo desollaron, y pues hasta la fecha nosotros no tenemos nada de resultados y dice el gobierno que nuestros hijos ya estaban muertos, con el procurador (Jesús) Murillo Karam, con él tuvimos varias reuniones; según ellos, iban a investigar sobre el caso y pues cada vez que nos reuníamos, siempre lo mismo, no tienen nada de resultados y se cansó –dice en alusión a la frase del funcionario, que ante la presión de los padres dijo: ´ya me cansé´-, porque él también quería dar carpetazo, porque según él nuestros hijos ya los habían quemado en el basurero de Cocula, ahora que otro muchacho lo encontraron en el río San Juan, y pues es otra historia; gracias a los peritos argentinos, que nos hicieron una prueba de ADN, porque el gobierno nos quería entregar 28 cuerpos, lo que había encontrado en las fosas, y pues nosotros no aceptamos eso, porque teníamos dudas de que son cuerpos ya mayores de edad los encontrados en las fosas, hicieron los estudios los peritos argentinos y es ahí donde ellos nos dijeron que no son los normalistas, y ahí pues, cayó para el gobierno la ´verdad histórica´; les damos las gracias a los expertos independientes, ellos investigaron todo esto que pasó, cómo agarraron a los jóvenes, como los bajaron en el autobús, y los policías municipales los llevaron para Huitzuco y pues de ahí los desaparecieron…”.

No fueron incinerados: peritos argentinos

En 2016, expertos argentinos del Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales (GIEI), quienes no estuvieron exentos de recibir presiones y obstrucción a su labor, concluyeron que “no hay evidencia alguna que demuestre que la noche del 26 o 27 se hayan quemado 43 personas en el basurero de Cocula, y también son concluyentes de que hasta el momento, con toda la evidencia reunida y analizada hasta el momento, no hay ninguna evidencia que pueda establecer algún tipo de correspondencia con los 43 normalistas”, dijo Miguel Nieva, el 8 de febrero de 2016.

Según el GIEI, que se apoyó en un peritaje del experto José Torero, para incinerar a los estudiantes eran necesarios 30 mil 100 kilogramos de madera, 13 mil 330 kilogramos de neumáticos y un incendio con 60 horas de duración, características que según las declaraciones de los detenidos no fueron cumplidas.

Presuntamente en Huitzuco, los policías descubrieron en uno de los autobuses armas y drogas, lo que de acuerdo a Ciriaco, habría sido la causa de la desaparición de los 43 normalistas, “para que no hablen, porque vieron lo que bajaron los policías, la droga”. El padre de familia reiteró que piden se investigue al XXVII Batallón de Infantería de Iguala, “y también que se investiguen los celulares (de los jóvenes), que estaban activos el 27 de septiembre, cuando Murillo Karam nos decía que los quemaron con todo y sus celulares, pero aparecieron los celulares rumbo a Huitzuco, la señal de que estaban activos”.

“Se debe investigar a todos los funcionarios de Gobierno, ellos saben dónde están los normalistas, pues para nosotros nuestros hijos no están muertos, porque si ellos nos dan huesos o cenizas, lo aceptamos, pero no nos dan nada, por eso nosotros estamos exigiendo que aparezcan con vida”.

Contra la versión oficial

En el basurero de Cocula no se encontró evidencia científica de que ahí hayan sido incinerados los 43 estudiantes de Ayotzinapa, como informó la Procuraduría General de la República, concluyó el 9 de febrero del 2016 el Equipo Argentino de Antropología Forense.

En las conclusiones de los peritos, destaca que:

– No se respalda la hipótesis de que la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014 hubo un fuego de la magnitud requerida y de la duración informada por PGR, necesaria para incinerar a los 43.

– No se halló evidencia científica que sustente las versiones de los presuntos detenidos sobre lo ocurrido esa noche en el basurero.

– No hay elementos científicos para relacionar los restos de Cocula con los encontrados en el río San Juan que identifican a Alexander Mora Venancio.

Miguel Nieva, perito del equipo argentino, expuso que la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014 no ocurrió un fuego para calcinar a 43 personas en el basurero de Cocula.