Merecido reconocimiento

Ing. Augusto Cuauhtémoc Pérez Lemus, fundador y en cuatro ocasiones, director general del Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Michoacán. (Foto: especial)

La mañana del viernes 27 diciembre de 2019, falleció el Ing. Augusto Cuauhtémoc Pérez Lemus, fundador y en cuatro ocasiones, director general del Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Michoacán (ICATMI). También, fue director y docente del Centro de Estudios Tecnológicos Industrial y de Servicios Num. 120 (CETIS 120), de Morelia y del CETIS 34, de Lázaro Cárdenas y encargado de la dirección del Centro De Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios Num.52, de Zamora.

El Ing. Pérez Lemus, desempeñó muchas otras actividades en su vida profesional, como su participación en los grupos institucionales del Gobierno del Estado, para elaborar los reglamentos interiores de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, del Fideicomiso de Parques Industriales, del Instituto Estatal de Policía, de la Secretaría de Fomento Económico, de la Tesorería General del Estado, de la Coordinación de Comunicación Social y otras asesorías técnicas para la elaboración de diversos proyectos de desarrollo en beneficio de los michoacanos.

Hago énfasis  sobre las actividades  relacionadas con la educación, por ser las que más le apasionaban al Ing. Pérez Lemus y  en las que dejó la más  profunda huella de su vida profesional; él estaba convencido que desde que nacemos hasta que morimos, adquirimos  nuevos conocimientos, que nos sirven para mejor nuestras condiciones de vida y que  por lo mismo el desarrollo de los pueblos se sustenta en la   la educación y en el perfeccionamiento de las habilidades  de sus habitantes para que interactúen con eficiencia en los diferentes procesos productivos de  bienes y servicios para la supervivencia humana. Decía que no se debe mezclar la educación con la política, porque se pierde el objetivo de formar mujeres y hombres de bien, competitivos y sobre todo con calidad humana y se esfuma la posibilidad de alcanzar mejores niveles de bienestar, disminuir las desigualdades sociales y económicas. Algo parecido había escuchado de otras personas, cuando afirmaban que “de la educación, la ciencia y la innovación tecnológica dependen, cada vez más, la productividad y la competitividad económica, así como buena parte del desarrollo social y cultural de las naciones”; por lo tanto los recursos destinados a la educación y capacitación no significa  un gasto sino toda una inversión productiva.

Congruente con su forma de pensar y hacer las cosas, puso en práctica sus conocimientos y habilidades desarrollados en el Instituto Tecnológico de Morelia, diseñando un  sistema estatal de capacitación en y para el trabajo, descentralizado educativo del gobierno del Estado, con personalidad jurídica y patrimonio propio, con el 60% de financiamiento federal y  el 40% estatal; así como,  la construcción de toda la  infraestructura a cargo del Gobierno Federal (CAPFCE), según convenio de coordinación SEP-Gobierno de Michoacán, del 4 de octubre de 1991 y considerando otras fuentes alternas de ingresos  para su operación como  donaciones autorizadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. 

El Instituto se creó mediante Acuerdo del Ejecutivo del Estado, mismo que se publicó en el Periódico Oficial del Estado el 25 de mayo de 1992, conocido a la fecha, como Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Michoacán (ICATMI).  Estableciendo como objetivos: “Impartir e impulsar la capacitación formal para el trabajo en la entidad propiciando su mejor calidad y su vinculación con el aparato productivo y las necesidades de desarrollo regional”. “Promover el desarrollo de nuevos perfiles académicos que correspondan a las necesidades del mercado laboral” y “Formar y actualizar a los instructores de los diferentes oficios que se harán cargo de capacitar a los alumnos del Instituto”. Como era su costumbre del Ing. Pérez Lemus, fue muy cuidadoso al hacer la planeación del mencionado proyecto, precisando todos los conceptos y no dejando nada a la deriva o de posibles interpretaciones a favor de intereses personales o de grupos políticos, sobre todo, en cuanto a su  financiamiento para sufragar los gastos de  operación y de su crecimiento de acuerdo a la disponibilidad de recursos y de las necesidades de capacitación en los diferentes municipios del Estado.

Por principio de cuentas la planeación se hizo realidad,  en 1992 cuando se iniciaron las  actividades en  los planteles establecidos en Ciudad Hidalgo,  Quiroga y Zitácuaro, en 1993, se amplió el servicio de capacitación con la apertura de las instalaciones en Apatzingán, La Piedad, Morelia y Zamora;  el proyecto prácticamente se consolidó en 1994,  cuando se abrieron las instalaciones de Acuitzio del Canje, Coalcomán,  San Lucas y Turicato, de allí en adelante se fue ampliando la cobertura hasta llegar a la que existe en la actualidad. Donde se impartieron cursos de: Mantenimiento automotriz, Servicios turísticos, Electricidad. Electrónica; Confección industrial; Secretarial; Artesanías de precisión; Carpintería; Servicios de belleza; Máquinas y herramientas; Instalaciones hidráulicas y de gas; Refrigeración; Máquinas y herramientas; Artes gráficas; Inglés; Soldadura y pailería; Mercadotecnia; Contabilidad y Artesanías de mármol

Este legado que nos dejó el Ing. Pérez Lemus ha trascendido y seguirá trascendiendo en el desarrollo económico y social de nuestro Estado, en beneficio directo de quienes transiten por alguno de los planteles del ICATMI, para capacitarse y mejorar la eficiencia en el oficio de su preferencia y tener la posibilidad de mejorar la calidad de vida de su familia. El mejor reconocimiento que se le puede hacer al Ing. Pérez Lemus, es ampliando la cobertura de capacitación, con especial atención a comunidades marginadas; mejorando la infraestructura física y administrativa, así como las condiciones laborales de los trabajadores del Instituto y administrando con ética y moral la Institución, tal  como en su momento lo hizo su fundador.

El Ing. Pérez Lemus, fue un hombre comprometido con las demandas más sentidas de los marginados, donde quiera que estuviese dejó profundas huellas de sus enseñanzas. Como autoridad educativas, siempre entendió a la comunidad escolar como el conjunto formado por alumnos, padres de familia, docentes , administrativos, técnicos y personal de intendencia, con quienes tenía que coordinar  las tareas del proceso de enseñanza-aprendizaje; fue responsable, justo y equilibrado en sus decisiones; solidario con los trabajadores y alumnos;  administró las instituciones educativas de acuerdo a la normatividad establecida, lejos de cualquier acto de corrupción, mostrando además, mucha capacidad de negociación.  Como docente, estaba actualizado a los nuevos conocimientos y sus clases las planeaba a diario; llevó de la mano a sus alumnos, fortaleció sus valores, respetando sus pensamientos y escuchando sus inquietudes y emociones; fue fuente de apoyo y motivación, convirtiéndose en guía, asesor y ejemplo  en el proceso de enseñanza-aprendizaje, ganándose el respeto y la admiración de todos aquellos que recibieron sus enseñanzas, apoyado en los padres de familia. Como compañero, mostró facilidad a la convivencia social; asertivo en su interacción, respetando siempre pensamiento y forma de ser de los demás; solidario con quienes requerían de algún apoyo; nunca se expresó mal de sus compañeros y estaba dispuesto a cooperar para el bienestar de los demás. Como amigo, fue honesto y hablaba con la verdad; aceptaba a sus amigos con sus defectos y virtudes sin hacer cuestionamientos al respecto; escuchaba con atención sin interrupción alguna; mostraba interés por los problemas de los amigos y asesoraba con base en sus conocimientos y experiencias vividas; protegía a sus amigos sin juzgar sus actuaciones, en pocas palabras amigos de esa talla se cuentan con los dedos de las manos. Así fue mi amigo el Ing. Augusto Cuauhtémoc Pérez Lemus, a quien los michoacanos le quedamos a deber.

Hubiera sido un excelente secretario de Educación del Estado, administrando la prestación del servicio educativo al lado de los alumnos, padres de familia y escuchando las inquietudes y necesidades de los verdaderos trabajadores de la educación. Sólo con personas como él, al frente de las instituciones públicas educativas, se puede lograr una verdadera transformación del Sistema Educativo Nacional, de lo contrario, seguiremos teniendo mayor rezago educativo y mala calidad de la enseñanza, viendo docentes exigiendo públicamente el pago de sus salarios devengados, enterándonos de profesionistas subempleados o en busca de empleo y aun así se siguen abriendo nuevas universidades públicas, desvinculadas totalmente del sector productivo, las que en poco tiempo se convertirán en verdaderas fábricas de desempleados.