Aniversario luctuoso

Ing. Augusto Cuauhtémoc Pérez Lemus, fundador y en cuatro ocasiones, director general del Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Michoacán. (Foto: especial)

El próximo martes 27 diciembre, se cumplirán tres años de que falleció Augusto Cuauhtémoc Pérez Lemus, Ingeniero Industrial Especialidad en Producción, egresado del Instituto Tecnológico de Morelia, generación 1970-1975, ejemplar profesionista y mejor ser humano. Que al igual que su tío, el excepcional pintor, Manuel Pérez Coronado y muchos otros michoacanos de corazón, ha dejado profunda huella a su paso por esta vida terrenal; al haber puesto al servicio de la comunidad, sus conocimientos, su experiencia, su trabajo y haberse conducido dentro de un marco de valores y con ética profesional, pero, sobre todo con calidad humana.

Fundador y en cuatro ocasiones, Director General del Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Michoacán (ICATMI); Director del Centro de Estudios Tecnológicos Industrial y de Servicios (CETIS) No.34 de Lázaro Cárdenas; Director del Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios (CBTIS) No. 149 de Morelia; Director y docente del CETIS No.120 de Morelia; encargado de la Dirección del CBTIS No. 52, de Zamora; destacado deportista y maestro de natación en el Instituto Mexicano del Seguro Social.

También desempeñó algunos cargos en la Administración Pública del Estado: fue Director de Gestión de Calidad, como Apoyo a las Empresas del Estado de Michoacán y Director de Impulso a la Calidad, en la Secretaria de Desarrollo Económico. En varias ocasiones, asesor del Gobierno Estatal, teniendo una importante participación en los grupos institucionales, para elaborar los Reglamentos Interiores de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario; del Fideicomiso de Parques Industriales; del Instituto Estatal de Policía; de la Secretaría de Fomento Económico; de la Tesorería General del Estado; de la Coordinación de Comunicación Social, entre otras actividades de planeación estatal, en beneficio de los michoacanos.

Desde estudiante se dio cuenta de la necesidad de ampliar la cobertura de los servicios educativos, descentralizados de capacitación formal en y para el trabajo, con mayor vinculación con el sector productivo, a fin de hacer un mejor aprovechamiento de los recursos naturales, impulsar los talentos existentes y fomentar el desarrollo productivo y tecnológico regional. Idea que fue madurando, hasta que se materializó el 25 de mayo de 1992, con la creación del ICATMI, teniendo como principal objetivo: “Impartir e impulsar la capacitación formal para el trabajo en la Entidad, propiciando su mejor calidad y su vinculación con el aparato productivo y las necesidades de desarrollo regional”.

Entre sus planes persistía el deseo de volver a ser Director del ICATMI, para reorientar el rumbo, originalmente previsto, comentaba, que desgraciadamente, en algunas administraciones de gobierno, se había utilizado al ICATMI, como un medio para cumplir compromisos políticos, establecidos en campaña. Nombrando como directores a personas sin preparación académica certificada, que ni idea tenían de lo que significa la capacitación, en y para el trabajo, sólo iban por el sueldo; otros, un poco más preparados, pero que utilizaron a la institución como bolsa de trabajo, para colocar a familiares y amigos y que inclusive hubo un caso en que se resistía dejar el cargo aun cuando ya le habían revocado el nombramiento, que en todos esos casos, hubo confrontación entre la autoridad y los trabajadores, que solo se dedicaban a cumplir con sus obligaciones.

En cada una de las instituciones educativas que dirigió, generó un ambiente de armonía y tranquilidad laboral, como excelente educador que era, sabía bien, que los resultados del proceso enseñanza-aprendizaje, se dan en función de la forma como se interrelacionan los factores que intervienen en su desarrollo. Por eso siempre se preocupó y se ocupó de establecer una buena comunicación con los alumnos, docentes, personal administrativo y de intendencia y con los padres de familia, con el propósito de conocer sus ideas, necesidades, inquietudes y hasta sus ilusiones; información valiosa, que le servía para la toma de decisiones y hacer los ajustes necesarios en el desarrollo de las actividades, a fin de mejorar la prestación del servicio educativo y avanzar en el logro de los objetivos de los planes y programas de estudio correspondientes.

Fue responsable, honesto, justo y equilibrado en sus decisiones, apegado siempre a la normatividad vigente; solidario con los alumnos, docentes y demás trabajadores de la educación, así como con los padres de familia. Sus administraciones siempre fueron transparentes, a la vista de los interesados, es decir, trabajó en común acuerdo con la comunidad escolar, por lo que en ningún momento sus actuaciones quedaban a discusión o a malentendidos.  

Su papel como docente, no tenía discusión alguna, aparte de que contaba una sólida preparación académica y planeaba cada una de las clases que impartía, había desarrollado la habilidad para comunicarse con claridad y objetividad, motivando a los alumnos a escuchar con atención las clases y despertar en ellos, su interés por adquirir nuevos y mejores conocimientos. Caminó de la mano de sus alumnos, en el complejo proceso educativo, fortaleciendo sus valores, respetando sus pensamientos, inquietudes y aspiraciones, convirtiéndose en guía, asesor, orientador y fuente de inspiración y apoyo, a tal grado, que se ganó la confianza, el respeto y la admiración de todos y cada uno de ellos.

Como compañero de trabajo, se adaptaba fácilmente a la convivencia social, respetando la dignidad, la forma de ser y la diversidad de pensamiento de las personas; solidario con quienes necesitaban de algún apoyo, tanto personal como institucional, no perdía tiempo en contemplar errores o defectos de los demás, al contrario siempre estaba dispuesto a cooperar para el bienestar de sus semejantes.

Como amigo, entendía con claridad el valor de la amistad, sabía que esta, se construye a diario mediante la convivencia social, al compartir, conocimientos, pensamientos, emociones, vivencias y experiencias en común. Aceptaba a sus amigos con sus defectos y virtudes, sin hacer ningún cuestionamiento al respecto, mostraba interés por los problemas de estos y los asesoraba con base en sus conocimientos, experiencias y vivencias, con la discreción que el caso lo ameritaba. Fue de los individuos que además de que creció como ser humano, todas sus actuaciones llevaban implícita su calidad humana.

Los que seguimos transitando por la vida, tenemos la obligación de insistir, para que no caigamos en falsos egoísmos, reflexionemos y reconozcamos en su justa dimensión el legado educativo que nos dejó, en beneficio de todos los mexicanos, el Ing. Augusto Cuauhtémoc Pérez Lemus.