Cuarto aniversario luctuoso

Ing. Augusto Cuauhtémoc Pérez Lemus, fundador y en cuatro ocasiones, director general del Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Michoacán. (Foto: especial)

El pasado 27 de diciembre se cumplieron cuatro años del fallecimiento del Ing. Augusto Cuauhtémoc Pérez Lemus, quien fuera fundador y en cuatro ocasiones, director general del Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Michoacán (ICATMI). Además, se desempeñó como director y docente en algunos planteles del Subsistema Educativo Tecnológico Industrial y de Servicios (DGETI) y fue asesor en varias dependencias de la administración pública estatal.

Su desarrollo profesional siempre estuvo relacionado con la actividad educativa. El Ing. Pérez Lemus, estaba convencido que la educación de las personas aparte de ser un derecho humano, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en Paris, el 10 de diciembre de 1948, y ser el medio para desarrollar las capacidades físicas, mentales y espirituales, es también, el instrumento más eficaz para reducir desigualdades, económicas, políticas y sociales y la base para el desarrollo sostenible de una nación.

Me comentó en alguna ocasión, que desde que estaba estudiando, la licenciatura en Ingeniería Industrial Especialidad en Producción, en el Instituto Tecnológico Regional de Morelia, pensó en la necesidad de crear un Subsistema Educativo Estatal, para impartir e impulsar la capacitación formal en y para el trabajo, de acuerdo a las necesidades del desarrollo social, económico y ambiental de cada región.

Idea que por supuesto no quedó guardada en su memoria y que posiblemente poco a poco fue madurando mediante estudios, investigaciones y trámites administrativos para darle forma, lograr su aprobación y conseguir el financiamiento correspondiente. La cual se materializó mediante el decreto de creación del Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Michoacán (ICATMI), como un Organismo Público Descentralizado, dependiendo administrativamente  de la oficina del ejecutivo estatal, decreto que se publicó en el Periódico Oficial del Estado, el 25 de mayo de 1992.

En septiembre de ese mismo año, se autorizó el presupuesto para que en febrero de 1993, empezaran a funcionar los tres primeros planteles ubicados en Ciudad Hidalgo, Quiroga y Zitácuaro, cobertura que a la fecha se ha extendido a otros 18 planteles más, ubicados en: Acuitzio, Apatzingán, Coalcomán, Corupo, Múgica, La Piedad, Lázaro Cárdenas, Los Reyes, Maravatío, Norte de Morelia, Morelia Santa María, Puruándiro, Sahuayo, San Lucas, Tacámbaro, Turicato, Tzurumútaro (ICATUR) y Zamora, así como mediante acciones móviles y extramuros, donde se le proporciona a empresarios, emprendedores y a quienes se tratan de mejorar la calidad de su trabajo, el servicio de capacitación, certificación de competencias laborales y reconocimientos oficiales.

Subsistema de capacitación que se ha tardado más de treinta años en consolidarse, porque ha sido utilizado por algunas administraciones del gobierno estatal en turno, para cubrir compromisos políticos establecidos al calor de las campañas político-electorales, nombrando como directores de la Institución a personas con insuficiente conocimiento académico y experiencia sobre la planeación, organización, ejecución y evaluación de un proceso de enseñanza-aprendizaje y por supuesto, sin ninguna sensibilidad o voluntad para armonizar las actividades en común acuerdo con los instructores o capacitadores, los alumnos y el personal adscrito al instituto. 

Precisamente una de las principales preocupaciones del Ing. Pérez Lemus, -me llegó a comentar- era la estabilidad laboral de los trabajadores del Instituto, pues bien sabía que, para poder proporcionar un servicio de calidad, se requiere que los trabajadores que lo proporcionan sientan ser reconocidos en sus actividades diarias con un trato de respeto y digno por parte de sus autoridades laborales.

Congruente con esa forma de pensar -me seguía diciendo- a falta de poder conseguirle un mejor sueldo a los trabajadores, por no depender de mí esa decisión, buscaba la forma de que se sintieran reconocidos en su trabajo, había que buscarle por todos lados, logrando que los trabajadores del Instituto, cotizaran al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), para que tuvieran derecho a la seguridad social; a los seguros: a) de salud; b) de riesgos del trabajo; c) de retiro, cesantía en edad avanzada y vejez y d) de invalidez y vida, de acuerdo a la Ley General del ISSSTE.

El Ing. Pérez Lemus, fue congruente, con sus ideas, su espacio y su tiempo, sus ideas no quedaron en su interior, quedaron fuera del suyo, no se dejó contaminar por la envidia, la avaricia, el egoísmo, el rencor y otras emociones y sentimientos tóxicos, fue fiel a su proyecto de vida, logrando crecer como un verdadero ser humano. Ha trascendido más allá de su existencia física terrenal por el legado educativo que nos ha dejado a los michoacanos en particular y a los mexicanos en general, por lo que estoy seguro que tarde o temprano tendrá el reconocimiento que se merece, de parte de su pueblo al que tanto quiso.

Ing. Augusto Cuauhtémoc Pérez Lemus, ¡cuánta falta le haces a la educación de tu pueblo!