Cuando Luis Echeverría guardó un minuto de silencio en San Nicolás

Quien fuera el artífice de la represión estudiantil el 2 de octubre de 1968 y fallecido este sábado 9 de julio, visitó Morelia en el 69 y sostuvo un encuentro con estudiantes en el simbólico recinto

Imagen publicada por Luis Sánchez Amaro en su libro sobre movimientos estudiantiles en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Morelia, Mich.- Un minuto de silencio en homenaje a los estudiantes caídos en la masacre del 2 de octubre de 1968, le fue arrancado por los estudiantes de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo a Luis Echeverría Álvarez, quien durante los trágicos hechos fue directamente responsable como secretario de Gobernación en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz.

El 23 de noviembre de 1969, como candidato del PRI a la Presidencia de la República, Echeverría visitó Morelia cuando aún estaban frescas las heridas no solo por los hechos de Tlatelolco, sino por los sucesos en la misma Universidad Michoacana ocurridos también un 2 de octubre pero de 1966 y en protesta por el encarcelamiento en que se mantenía todavía a varios dirigentes, por lo que fue abucheado en un acto demasiado tenso en el Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás de Hidalgo.

En ese año de 1969, se registraba además un movimiento estudiantil en contra del rector Alberto Lozano Vázquez, a quien acusaban de represor por su origen “arriaguista” -había sido impuesto a través de la Junta de Gobierno por el gobernador Agustín Arriaga Rivera-, además de que exigían el reconocimiento al a Casa del Estudiante “Nicolaita” y la libertad de los dirigentes presos.

“El 23 de noviembre de 1969 a las 19:15 horas, Luis Echeverría hizo su arribo a Morelia acompañado del gobernador (Carlos) Gálvez. En su recorrido sobre la avenida Madero a la altura de la Casa ´Nicolaita´, se encontró con unas mantas que pedían la libertad de (Efrén) Capiz, (Ramón) Danzós (Palomino), Elí de Gortari y (Rafael) Talamantes. El candidato leyó las mantas y alrededor de 73 estudiantes que estaban ahí lo abuchearon; no hubo mayores incidentes”, señala el historiador Luis Sánchez Amaro en su libro Juventud y rebeldía. El movimiento estudiantil nicolaita de 1967 a 1982, editado por la Librería Universitaria.

Ese mismo día, a las 21:00 horas, Echeverría asistió como padrino de una generación de egresados de la Facultad de Derecho, narra el autor. Integrantes de la comitiva del candidato como José Murat y elementos del Estado Mayor Presidencial, dialogaron esa noche con Joel Caro Ruiz, dirigente estudiantil y de las Juventudes Comunistas, respecto a no sabotear el evento que tendría lugar un día después en el Colegio de San Nicolás y mucho menos pedir un minuto de silencio por los estudiantes caídos, “pues ya se habían enterado del plan; Caro Ruiz negó que existiera tal pretensión y estos se retiraron”.

Sobre el pretendido plan, Sánchez Amaro refiere que “a Echeverría le interesaba mucho, por el simbolismo que tenía asistir al Colegio, además de llevar una ofrenda al Padre de la Patria y tener una reunión de diálogo abierto con los estudiantes nicolaitas”, aunque otra era la óptica de quienes habían encabezado el movimiento estudiantil en 1966, quienes discutieron cuál iba a ser su posición ante la visita del priísta al recinto, al que había sido invitado por el gobernador y estudiantes afines al PRI, como Marco Antonio Aguilar Cortés, Ángel Bolaños, Gregorio López Mendoza, Genovevo Figueroa Zamudio y Oscar Trasviña, entre otros.

El 24 de noviembre, de las 12:00 a las 13:00 horas, se llevó a cabo el evento en San Nicolás. Ahí, el candidato intentó regañar a los estudiantes, al cuestionarles porqué tenían en sus mantas retratos de Ho Chi Minh o de Ernesto “Che” Guevara. Luego de la ofrenda floral, Echeverría “fue invitado a dialogar con los estudiantes en el segundo patio, en el que lo esperaban alrededor de mil 500 estudiantes que lo recibieron con rechiflas y abucheos”.

En su discurso, Caro Ruiz, tras calificar la carrera por la sucesión presidencial como una “farsa electoral”, señaló ante Echeverría que no se podía creer en un cambio político “pues las cárceles están llenas de jóvenes como Talamantes y Efrén Capiz. Si el candidato Luis Echeverría Álvarez dice que hay estudiantes que no estudian, nosotros decimos que hay líderes que dicen representar a los obreros y no los representan, diputados que dicen legislar y no legislan, gobernadores que tienen presos en la cárcel y gobernantes que dicen representar al pueblo y acribillan estudiantes en Tlatelolco, gobernantes que traen la bayoneta en una mano y la constitución en la otra”.

En su discurso, Echeverría aludió a varios héroes nacionales. “Me quedo con Hidalgo y Morelos; me quedo con Juárez y Ocampo; me quedo con los adalides de 1910 y 1913. No creo que haya que pedir héroes prestados a ningún país, los tenemos y muy buenos en el nuestro”.

Sánchez Amaro refiere que de acuerdo a la narración que hizo del evento Fausto Zapata, coordinación de información de la campaña de Echeverría, al acabar su discurso y encaminarse a la salida del Colegio, “una voz alta y fuerte gritó: ¡un minuto de silencio por los caídos el dos de octubre! Y la gente se paralizó, se hizo un gran silencio en el patio. Echeverría lo único que hizo fue voltear y gritó aunque no con la fuerza de la primera voz, ´¡y por todos los caídos ese día!´, Aludiendo a los soldados que también habían muerto”.