El tamaño de las clases

Son muchas y variadas las causas que desde hace décadas han venido limitando el proceso educativo nacional. (Foto: ACG)

Las clases escolares son los escenarios donde se produce la interacción entre docentes y alumnos, unos para aprender y otros para transmitir conocimientos, generándose así el proceso de enseñanza-aprendizaje. Lo que nos remite a pensar en un espacio físico determinado, conocido comúnmente como salones en las. escuelas primarias o aulas, a partir de la enseñanza secundaria, donde se puedan llevar a cabo las acciones correspondientes a la educación de las personas.

Para realizar en forma funcional y eficiente esta actividad educativa, se requiere contar con   espacios físicos adecuados, considerando desde la legalidad de la propiedad; su ubicación y orientación geográfica; amplitud; ventilación; iluminación; suministro de agua potable; edificaciones seguras; variaciones climáticas; seguridad pública y el contexto social entre otras más. En este sentido, en abril de 1944, a iniciativa del entonces Secretario de Educación Pública, Lic. Jaime Mario Torres Bodet (1902-1974) y ante la necesidad de institucionalizar la construcción de los espacios educativos a nivel nacional, en abril de 1944, se fundó un Órgano desconcentrado denominado, Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAPFCE). Si bien es cierto, en un principio, para hacer frente a la escasez de espacios escolares, se hicieron aulas prefabricadas y de un mismo tipo para todo clima y lugar, pero con las ventajas de contar con suficiente luz natural, eran construcciones seguras y sus dimensiones suficientes para el tamaño de las clases.

Conforme paso el tiempo, el CAPFCE, fue perfeccionando su trabajo, no sin antes sufrir una descentralización y en plena consolidación fue sustituido por el Instituto Nacional de Infraestructura Física Educativa, al final de cuentas, de un momento a otro desapareció, cuando llegaron nuevas autoridades educativas, con ideas transformadoras, las que al igual que ahora, implementaron una serie de ocurrencias, para experimentar con los procesos educativos de la población, provocando que a la fecha, millones de profesionistas estén desempleados o subempleados, por lo limitado de sus conocimientos y falta de desarrollo de habilidades o por la misma desvinculación de los planes y programas de estudio con el sector productivo.

Confieso, que, durante mi vida de docente, aun cuando estaba consciente de que los espacios educativos juegan un papel importante en los resultados del proceso educativo. pocas veces me puse a pensar cual sería el promedio ideal de alumnos por salón de clases o cómo se mide el tamaño de las clases. Según los estudiosos de la materia, el tamaño de las clases se mide por la relación que existe entre el número de estudiantes y docentes adscritos en una escuela. Lo que significa que una clase pequeña hay más horas docentes disponibles porque se reparten entre menos alumnos y por lo tanto, a mayor número de alumnos por docente, mayor será el tamaño de la clase. Lo cual no siempre es cierto, debido a que no todos los docentes de una escuela dan clases a todos los grupos académicos.

Posiblemente, por eso, a veces se piensa que, para mejorar la calidad de la enseñanza, simplemente se deben contratar mayor número de docentes, lo cual es una falacia, debido a que no todos los docentes adscritos en una escuela dan clases a todos los grupos académicos o están en clases todo el día y mucho menos tienen la misma carga laboral. Así podíamos deducir que las clases pequeñas en tamaño cuestan más que las grandes y son de mayor calidad, lo que posiblemente sea una verdad a medias, ya que, a menor cantidad de alumnos la atención puede ser más personalizada, además, siempre y cuando los docentes desempeñen su trabajo con igual eficacia y ética profesional. Por otra parte, si las clases son atendidas por docentes con plazas laborales del más bajo nivel salarial, pueden resultar a un menor costo que aquellas de mayor tamaño. En la realidad, el desempeño laboral de los docentes es muy desigual, algunos hacen su trabajo bien sin importar el tamaño de las clases, además, de que perfeccionan su propia metodología educativa, otros tienen dificultad para hacerlo independientemente del tamaño de la clase.

Afortunadamente, durante mi trabajo como docente, me tocó hacerlo al lado de los docentes preparados académicamente, responsables y además con indiscutible ética profesional, adscritos al CETIS 120, de Morelia, quienes nunca regateaban el tamaño de las clases asignadas, principalmente de Matemáticas I, Física I, Química I, Contabilidad I, Expresión Oral y Escrita I; entre otras, independientemente del nivel salarial que tuvieran. Tamaño que siempre rebasaba los 50 alumnos por aula. Es decir, cada docente atendía un promedio de 250 alumnos durante el primer semestre del bachillerato. Sólo para calificar exámenes, se ocupaban aproximadamente 500 minutos, siempre y cuando se utilizaran sólo 2 minutos por examen, lo que significaba, dedicar 6.3 horas y media, para calificar los 250 exámenes, en cada uno de los tres periodos de exámenes parciales durante el semestre. Posiblemente por eso, no había tiempo de pensar, cuál sería el promedio ideal del tamaño de las clases.

Quienes saben de la materia educativa, recomiendan que el promedio ideal del tamaño de las clases, para optimizar la efectividad de los salones o las aulas, pueden variar según la adaptación de los docentes, algunos asocian el tamaño de las clases, con los resultados académicos, otros en cambio, no le dan mayor importancia, ya que no existen evidencias concretas, entre el tamaño de las clases y la calidad de la enseñanza. La experiencia nos dice, que para aprovechar óptimamente los recursos disponibles y garantizar una enseñanza de calidad, el tamaño ideal de las clases tendría que oscilar entre 20 y 25 alumnos, de esta manera la carga de trabajo no sería pesada, y si, además, de eso, se contara con salarios atractivos, se podrían contratar profesionistas certificados, convencidos de hacer de la educación una forma de vida. Bien sabemos que esto no es posible en el Sistema Educativo Nacional, por lo que, el tamaño de las clases seguirá siendo mínimo de 35 y más alumnos, en las escuelas públicas, atendidas por docentes con sueldos insuficientes para vivir dignamente.

La mala calidad de la enseñanza; el retraso de dos años en el  proceso educativo de niñas, niños, adolescentes y jóvenes; la deserción escolar y el rezago educativo, poco tienen que ver con el tamaño de las clases, el problema principal del Sistema Educativo Nacional, es que desde hace varias décadas, la educación del pueblo ha dejado de ser una prioridad para los gobiernos en turno, de otra manera no se puede entender que al frente de las instituciones educativas nombren a personas con dudosa preparación académica, insuficiente experiencia docente, falta de liderazgo, pero sobre todo sin vocación de servicio, mucho menos imaginación, por lo que han sido incapaces de implementar política publicas educativas en función de la realidad nacional y de las nuevas necesidades de la globalización de la economía mundial y  se limiten a experimentar con los procesos educativos, como justificando tiempo laboral y la utilización de los recurso presupuestales. Además, de que algunas autoridades educativas, han llegado al absurdo de confrontarse con docentes y estudiantes, en lugar de armonizar y conciliar.