¡Fuera hiyabs!

El hiyab (pronunciado con “h” aspirada; en árabe, حجاب‎, romanizado: ḥiǧāb) es un velo que cubre la cabeza y el pecho que las mujeres musulmanas están obligadas a usar en presencia de personas que no sean de su familia inmediata. (Imagen: especial)

La historia de la humanidad está llena de actos grandiosos, pero también de actos absurdos, violentos en contra de la humanidad toda.

Un ejemplo es lo sucedido el pasado 13 del presente a Mahsa Amini (en persa, مهسا امینی‎ – Mahsa Amini  Saqqez, también conocida como Jina Amini. Nació en Kurdistán, tenía tan solo 22 años, vivía en Teherán, ese día fue arrestada y torturada por no usar su hiyab correctamente por la Policía de la Moral del Gobierno iraní.

Un escuadrón especial de la Policía Moral a cargo de la implementación de las regulaciones del hiyab arrestó a Masha por no traer bien puesto su hiyab.  Tras dos horas de golpes brutales en la cabeza como castigo, la joven iraní sufrió un ataque cerebral y cardíaco, y entró en coma. ​ Dos días después, el 16 del presente mes murió.

El hiyab​ (pronunciado con “h” aspirada; en árabe, حجاب‎, romanizado: ḥiǧāb) es un velo que cubre la cabeza y el pecho que las mujeres musulmanas están obligadas a usar en presencia de personas que no sean de su familia inmediata.

El término hiyab procede de la raíz trilítera ḥ-ǧ-b, que significa “esconder”, “ocultar a la vista” o incluso “separar”: da lugar también a palabras como “cortina” o “pantalla”.

El hiyab que cubre el cabello es obligatorio para las mujeres en Irán tras la Revolución Islámica de 1979, y miembros de la policía de la moral hacen cumplir las estrictas normas de vestuario. El grupo policial ha sido criticado en los últimos años por la violencia y saña con la que trata a la gente, especialmente a las mujeres jóvenes.

Tras el asesinato de Masha las mujeres, a manera de protesta, han empezado a quitarse sus hiyabs y a cortarse el cabello en público y sobre todo en las redes, incluso han quemado sus hiyabs. Que las mujeres muestren su cabello es una conducta penada en Irán.

El uso obligatorio del hiyab nos habla claramente sobre la desigualdad de género, y atenta contra la cohesión social. Es sinónimo de desigualdad, de fanatismo religioso e intolerancia.

 Asimismo, esta práctica fomenta estereotipos, y promueve el racismo e islamofobia, del cual las mujeres musulmanas son víctimas.

Al leer sobre lo que está pasando, pensé cuantas injusticias se han cometido a lo largo de la historia hacia las mujeres, por el simple hecho de “demostrar” supremacía sobre ellas.

La mujer vista como objeto de pecado, que debe cubrirse para que los hombres no caigan en tentación. En vez de ser educados todos a respetar a todos, basándose en la igualdad.

Las protestas en Irán tras la muerte de Mahsa Amini siguen aumentando a un punto donde las fuerzas gubernamentales arremeten con violencia a los manifestantes; los enfrentamientos se llevan a cabo en las ciudades de Tabriz, Urmia, Rasht y Hamedan y también hay algunos puntos de protestas en distritos de la capital, Teherán.

Según ha informado la ONG IHR, al menos 57 personas han muerto, aunque señaló que los cortes de internet hacen que sea difícil confirmar las víctimas de las protestas, extendidas a varias ciudades.

 Se han registrado más de mil 200 arrestos en el norte del país, única zona de Irán en la que las autoridades comunicaron cuántas detenciones efectuó. Unas 450 personas fueron detenidas en Mazandaran y más de 700, en la provincia vecina de Gilan, según medios oficiales.

Según el Comité para la Protección de los Periodistas (CJP) 18 reporteros han sido detenidos desde el inicio de las protestas. El gobierno ha bloqueado internet y redes en medio de las protestas por la muerte de Masha.

No obstante, esto, las noticias se filtran al mundo. El mundo es pequeño, y ciertamente es importante saber lo que está sucediendo; la policía de la moral mató a tiros a una joven de 22 años, que protestaba por la muerte de Masha. La joven acudió a una manifestación, vestida con jeans y camiseta blanca, se recogió su cabello rubio y lacio en una coleta frente a todos. Su nombre Hadis Najafi, es hoy símbolo de lucha por los derechos humanos y la libertad. Existen videos de Najafi en Twitter, en los que se le ve sin hiyab y protestando en Karaj, a 30 kilómetros al noroeste de Teherán.

La imagen de la chica de la coleta recorre el mundo.

“Mujer, vida, libertad”, corean los manifestantes. Hombres y mujeres luchan hoy en las calles por la libertad de expresión, de pensamiento, por la libertad de vestirse y peinarse como les dé la gana. Por la libertad de ser ellos mismos.

Su grito ha sido secundado en manifestaciones celebradas el fin de semana en ciudades de todo el mundo; en Londres, París, Nueva York, Estambul y Atenas.

El alma humana se expresa mediante el arte, mediante la música que no tiene limitaciones ni fronteras.  Hay canciones que los pueblos han tornado y tornan aún en canto unitario de resistencia en la lucha por la libertad.

Tras la muerte de Masha, la canción Bella Ciao fue traducida al persa y cantada por miles de mujeres como protesta.

Transcribo unos versos: “Una mañana, he despertado, bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao. Una mañana me he despertado y encontré al invasor. Oh partisano, llévame lejos, porque siento que voy a morir. Y si me muero, oh, partisano, tienes que enterrarme (…).

Y enterrarme arriba, en las montañas, bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao. Toda la gente que pase ahí dirá ‘qué hermosa flor’. Y esta es la flor del partisano que murió por la libertad”.

La canción original de Bella Ciao surgió en el valle del Po (Pianura Padana), en Italia, en el siglo XIX. La canción describía las malas condiciones de trabajo de las mujeres en los campos de arroz del norte de Italia. Y poco a poco fue adoptada por todos los grupos oprimidos.

Esta canción adquirió mucha mayor relevancia y era cantada en la Segunda Guerra Mundial como himno antifascista. Era y es aún cantada con alegría, la alegría era y es resistencia.

Esto lo aprendí cuando vivía con mis padres en Yugoslavia, en 1965, en plena guerra fría. Mi padre, Natalio Vázquez Pallares era embajador, e Iban a la embajada antiguos partisanos yugoeslavos e italianos, el representante de la Republica Española, y varios más, y cantábamos Bella Ciao con mucha fuerza y alegría.

A pesar de mi corta edad, en ese entonces tenía once años, capté su importancia como instrumento de resistencia. Lloraba cada vez que la escuchaba, pues pensaba en la opresión no solo de los pueblos sino la de todos los individuos, sometidos, violentados, por otros individuos. Desde entonces decidí luchar contra la opresión en todas sus formas.

La canción habla de cómo los guerrilleros italianos que luchaban contra la invasión pedían ser enterrados bajo la montaña. Al cantar Bella Ciao, se rememora a María Roda, una activista de 1893 que luchaba por la justicia social en las fábricas de seda italianas, también se recuerda a Clorinda Menguzzato, ‘la leona’ de la Resistencia Italiana; o en los casi 80 mil guerrilleros italianos que murieron luchando contra soldados nazis.

Hoy en las calles de Irán, se escucha a mujeres y hombres cantar Bella Ciao en persa, se queman hiyads, se muestran los rostros y lo que se piensa. La música despierta conciencias.

A todos, a lo largo de la historia de la humanidad, y de las historias individuales, nos han impuesto hiyads invisibles, que la más de las veces son imperceptibles para quien los lleva puestos, hasta que abre los ojos hacia sí mismo y se da cuenta de ello.

¡Fuera hiyads!

Debemos todos acabar con la intolerancia, la violencia, la idea errónea de supremacía de razas o de género. Somos todos humanos habitantes de la misma tierra.

 La historia de la humanidad está colmada de actos heroicos por la lucha de la libertad. Sin duda han de lograrse los anhelos libertarios, así como los de igualdad y justicia. No hay que cejar, recordemos que, tras la oscura noche, alumbra la luz de un nuevo amanecer.

 Miguel de Cervantes y Saavedra (29 de septiembre de 1547-Madrid, 22 de abril de 1616) escribió: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”.