País mágico

Sesión del Senado de la República. | Fotografía: Archivo

Pareciera  que vivimos en un país de fantasía, en el que lo normal es hacer las cosas al revés, en donde  se combate la delincuencia con abrazos y no balazos, para no afectar a quienes nos ofenden; donde es más importante que los servidores públicos sean incondicionales a sus jefes laborales, a que tengan conocimientos académico, experiencia y vocación de servicio para desempeñar sus funciones con eficiencia y calidad humana; en donde se dice que se combate a la corrupción, mientras que por otra parte, se nombran a personas  corruptas en cargos públicos y de elección popular; en el que se dice que se acabó la impunidad y poco se hace, para enjuiciar a quienes  han robado y siguen robando al pueblo, sólo simulan la aplicación de la justicia, al integrar carpetas de investigación en forma deficiente, para que no se puedan judicializar; en donde desaparecen bienes custodiados por del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, sin que nadie pueda contestar las interrogantes: quiénes, dónde y cuándo.

Un país en el que, de la noche a la mañana, las autoridades educativas deciden sustituir, a partir del ciclo escolar 2022-2023, los grados escolares, desde preescolar hasta secundaria, por algo llamado fases de aprendizaje, manifestando que ahora sí, se tomará en cuenta los intereses y necesidades de las niñas, niños y adolescentes, para lograr su desarrollo integral. Asimismo, que los docentes evaluaran los aprendizajes de una manera diferente a como lo venían haciendo hasta la fecha y que, con tal propósito, participaran en un taller intensivo sobre el nuevo plan y programas de estudio de educación básica, del 2 al 6 el próximo mes de enero. Ocurrencia “transformadora”, que le costará al pueblo muchos millones de pesos y pérdida de tiempo, que, además, en nada ayudará a mejorar la calidad de la enseñanza ni a disminuir el rezago educativo, mucho menos a poner orden en el Sistema Educativo Nacional. En cambio, creara confusión y anarquía en el desarrollo de la enseñanza-aprendizaje y en la utilización de los recursos presupuestales, quedando pendiente la mejora a miles de instalaciones educativas, que fueron vandalizadas durante el tiempo de la pandemia de la COVID-19, al haber sido abandonadas por las autoridades educativas, con lo que también, se acentuara la mala calidad de la enseñanza que se imparte en las escuelas públicas.

Un país, en que se descuida el desarrollo de la infraestructura productiva, la educación y la salud del pueblo, fundamentales para mejorar la capacidad productiva, lograr un desarrollo económico sostenido y equilibrado y poder cubrir las necesidades de una creciente población, así como para tener la capacidad de competir en mejores condiciones, en los mercados, en estos tiempos de globalización y de alta competitividad. Poniéndole mayor atención a la implementación de programas sociales, mediante la entrega a diestra y siniestra de apoyos económicos, que aparentemente mejoran las condiciones de vida de la población, pero que en unos cuantos años, se empezarán a sentir las consecuencias de estas políticas económicas y sociales de corte sexenal, registrándose altas tasas de desempleo, pobreza y marginación. Más allá, de un sexenio, poco importa lo que suceda, no se vuelve a ser presidente, al menos que se piense en una dictadura.

Por eso, cuando leí una nota periodística donde se informa que el jueves 03 de noviembre del año en curso, por unanimidad de votos, 89 senadores de la república habían aprobado el proyecto de reforma a los artículos 76 y 78, de la Ley Federal del Trabajo, para ampliar el periodo anual de vacaciones de los trabajadores, para luego remitirlo a la Cámara de Diputados y pueda entrar en vigor el próximo primero de enero de 2023. reafirme que todo es posible que suceda en este mágico país. Quorum, que demuestra que, 39 integrantes de dicha representación popular no cumplieron con sus obligaciones laborales y sociales como lo establece el Reglamento de la Cámara de Senadores, siendo que aceptaron representar los intereses del pueblo a cambio de un salario y de contar con un fuero constitucional.

La Cámara de Senadores se conforma por 128 representantes, de los cuales 64 corresponden a las fórmulas de mayoría relativa, 32 a la primera minoría y 32 de una sola lista plurinominal a nivel nacional, de los cuales. Si los senadores faltantes, pertenecen a la primera minoría o a la lista de plurinominales, entendemos su actitud, ya que no tienen ningún compromiso social, no fueron electos por el pueblo, su cargo se lo deben a los grupos de poder que controlan cada uno de los partidos políticos, que conforman el Sistema Político Mexicano.

Algo similar sucede en la Cámara de Diputados, sus  integrantes asisten y faltan a sus labores indiscriminadamente, sólo es puntual su asistencia, cuando se tratan asuntos de mucha trascendencia para la vida nacional, como sucedió en la sesión del martes pasado, 8 de noviembre, en la que se aprobó en lo general el Presupuesto de Egresos de la Federación, para el ejercicio fiscal 2023, con 273 votos a favor y 222 en contra, lo que quiere decir que, sólo faltaron a sus labores 5 diputados, hasta podría decirse que hubo una asistencia histórica. Pero, en fin, si los diputados y senadores, asisten o no, a sus labores, no implica mayor importancia. Más bien, lo preocupante de todo esto, es que por más leyes que han aprobado y aprobarán, para normar la convivencia social, lograr el desarrollo integral de país y mejorar las condiciones de vida de la población, cada día tenemos mayores índices de corrupción, impunidad y delincuencia, por lo que no vemos resultados concretos del espíritu de las leyes.

Como en el caso concreto del supuesto beneficio social que tendrán los trabajadore y sus familias, con las reformas a los artículos 76 y 78 de la Ley Federal del Trabajo, al tener derecho a disfrutar de un periodo anual de vacaciones pagadas de 12 días laborales, al término del primer año de trabajo, los cuales aumentarán en dos días laborales por cada año subsecuente de servicio, hasta llegar a un máximo de 20 días de vacaciones por año trabajado. Lo más seguro, dichas modificaciones, prácticamente sólo quedarán en buenas intenciones de los legisladores, pues, bien sabemos, que más de 60 millones de mexicanos, luchan todos los días por la subsistencia misma, que tengan o no vacaciones pagadas por semanas o meses, en nada ayuda sacarlos de su postración. Lo interesante seria que se aplicaran puntualmente las leyes existentes y se emitieran todas aquellas que sean necesarias, para que toda la población tuviera seguridad pública y social; pudiera comer tres veces al día; contar con un servicio médico gratuito tipo Dinamarca; que sus hijos recibieran una educación gratuita con equidad y excelencia y disfrutara de una vivienda digna de cualquier ser humano, las vacaciones poco importan en estas circunstancias. 

De no darse un cambio sustancial, quienes han ostentado y ostentan el poder político y económico, en los próximos procesos políticos-electorales seguirán simulando preocupación por los marginados y seguirán engañando al pueblo, jurando y perjurando, que ahora sí, estarán a la altura de las circunstancias y al pendiente de sus demandas, prometiendo no robar, no mentir ni traicionar esa reiterada confianza y desempeñar con dignidad su compromiso social y laboral. Pero, la realidad nos hace dudar de esas buenas intenciones y reflexionar sobre lo expresado por un humilde parroquiano, quien manifiesta “que vivimos en un país, casi mágico, ya que, lo han estado saqueado desde Hernán Cortés de Monrroy y Pizarro Altamirano (1485-1547), hasta la fecha y no se lo han podido acabar.