Ayn Rand y una propuesta

Alisa Zinovievna Rosenbaum. (Foto: especial)

Ayn Rand es el seudónimo de Alisa Zinovievna Rosenbaum, nacida en 1905 en el entonces imperio ruso y posteriormente nacionalizada estadounidense, falleció en New York en el no muy lejano 1982. Filósofa heterodoxa, inspiradora de emprendedores y de la derecha libertaria, sus ideas siguen vigentes 40 años después de su muerte. Controvertida a niveles extremos, admirada y odiada por sus opiniones; sedujo a la nueva derecha y a la izquierda norteamericana de los años 40 y 50, fue reconocida por su feroz anticomunismo y su declarado ateísmo; su obra más conocida quizá sea “La rebelión de Atlas” pero sobre todo es recordada por haber desarrollado un sistema filosófico al que denominó “Objetivismo”.

Sin entrar en detalles, grosso modo dicen los aficionados a los latinajos, el Objetivismo, afirma que: La realidad existe como algo absoluto y objetivo: los hechos son los hechos, independientemente de las emociones, los deseos, las esperanzas o los miedos de los hombres. La razón es el único medio del hombre para percibir la realidad, su única fuente de conocimiento, su única guía para la acción, y su medio básico de supervivencia. El hombre, cada hombre, es un fin en sí mismo, no un medio para los fines de otros. Debe existir por su propio provecho, ni sacrificándose para otros ni sacrificando a otros para él. Perseguir su propio interés racional y su propia felicidad es el más alto objetivo de su vida. El sistema político-económico ideal es el capitalismo laissez-faire.

Es evidente que Ayn Rand defendía el individualismo y el capitalismo argumentando que es el único sistema económico que le permite al ser humano vivir como ser humano, es decir, haciendo uso de su facultad de razonar; es por lo tanto más que evidente que rechazaba absolutamente el socialismo y la religión.

Es muy conocido su párrafo en contra de un estado omnipotente. Transcribo: “Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá, afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada”.

En la cada vez más grande superautopista de la información que es la Internet, encontraremos, con poco que se investigue, prácticamente de todo. Dentro de ese mar de información encuentro un escrito que, tomando el pensamiento de Ayn Rand lo extrapola a la realidad mexicana. Por su contenido y sobre todo por las soluciones que se proponen lo considero de cierto interés. Cierto, algunas son francamente utópicas y otras casi una ingenuidad, pero reflejan una realidad que no todos quieren ver. Transcribo una parte:

“Disminuir el número de senadores y diputados. Noruega, Suecia y Dinamarca no tienen Senado, y ni falta que les hace. Alemania solo tiene cien senadores, los EUA solo tienen un senador por cada Estado.

Modificar el mecanismo de otorgamiento de plurinominales. Tomando en cuenta que en muchos casos solo son cuotas de poder, un pago a incondicionales.

Bajar a límites razonables los sueldos de funcionarios Eliminar vehículos oficiales destinados a las Secretarias, al Senado y la Cámara de Diputados. Suprimir los seguros de gastos médicos de estos señores pues para eso existe el IMSS y el ISSSTE, que los utilicen, como todo asalariado. (Por cierto, al 1 de diciembre del presente año el seguro de gastos médicos mayores sigue vigente para legisladores).

Disminuir la enorme transferencia de dinero público hacia los partidos políticos, entidades que han demostrado sobradamente carecer de congruencia. ¿O existirá alguien que piense que el PT y el PVEM son en realidad ‘partidos políticos’ y no una franquicia?”. Fin de la transcripción.

Resulta evidente que en nuestro país estas soluciones son imposibles. De entrada por una elemental razón; la nula integridad moral y pobre capacidad académica e intelectual de la mayoría de nuestros políticos, política heredada del PRI por sus discípulos en MORENA pero elevándola a la N potencia.

Finalmente, ¿tendremos algún día políticos honestos, cultos, competentes e inteligentes? No con nuestra actual escala de valores.