Otra cuesta

El incremento salarial en el 2023 de $34.57 pesos, sólo alcanzará para comprar 55 tortillas más todos los días. (Foto: especial)

En la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 quedaron plasmados los anhelos y aspiraciones de libertad, democracia y justicia social, de quienes lucharon en los movimientos sociales de independencia, reforma y de la revolución de 1910. No solamente quedaron establecidas las bases, para vivir en un estado de derecho, sino, para llevar a cabo una verdadera transformación de la vida nacional.

Muchos preceptos constitucionales se han materializado, a lo largo de los años y se han venido haciendo las reformas requeridas de acuerdo a las necesidades de los nuevos tiempos. Al parecer las leyes que se han promulgado son claras y precisas y hasta podríamos decir que son las indicadas para normar nuestras vidas en un ambiente de paz y de justicia social; sólo que su aplicación deja mucho que desear por quiénes desde hace décadas, han gobernado al país, sin que muestren algún interés por que se apliquen con el espíritu social que fueron creadas, lo que ha provocado que hoy en día vivamos en una sociedad sumida en la corrupción, impunidad y en la delincuencia.

Claro ejemplo es el mandato constitucional, del Articulo 123, que a la letra dice “toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil; al efecto, se promoverá la creación de empleos y la organización social del trabajo, conforme a la ley”, pero. resulta que miles de jóvenes, no cuentan con un trabajo productivo y dignamente remunerado, sobre todo aquellos egresados de las universidades públicas, donde la educación que se imparte es de mala calidad. También se dice que “los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos. Lo cual resulta sólo un buen deseo del legislador que propuso tal iniciativa, ya que la realidad nos dice otra cosa totalmente distinta, al incrementarse a diario la cifra de marginados, ante la indiferencia de los gobernantes en turno, quienes siguen actuando como si todo marchara en completa armonía.

El 07 de diciembre de 2022, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, la Resolución del H. Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, que fija los salarios mínimos generales y profesionales estimado como la cantidad menor que debe recibir en efectivo la persona trabajadora por los servicios prestados en una jornada de trabajo, por parte de un empleador en cumplimiento a las obligaciones establecidas ya sea en un contrato colectivo o individual, que habrán de regir a partir del 01 de enero de 2023.

Se argumenta que, para efectos de la aplicación de los salarios mínimos generales y los salarios mínimos profesionales, se acordó dividir el territorio nacional en dos áreas geográficas, una de ellas llamada Zona Libre de la Frontera Norte y la otra el resto del País, que incluye las 16 alcaldías de la Ciudad de México.

En la Zona Libre de la Frontera Norte se pagarán $ 312.41, pesos diarios, lo que significa un aumento neto de $52.07 pesos, o un incremento de $ 1, 584, mensuales con relación a 2022. Para el resto del País, se fijó un salario de $ 207.44 pesos, es decir, $ 34.57 pesos diarios, más que el año pasado, equivalentes a $1,052 pesos adicionales mensualmente. Con respecto al monto mínimo que un trabajador con ciertos conocimientos, habilidades y destrezas debe recibir en la Zona Libre de la Frontera Norte, por sus servicios prestados es de $ 312.41 diarios y de $ 208.63, para un trabajador en el resto del país.

se argumenta que los montos de los salarios mínimos generales y profesionales, se establecieron con el propósito de recuperar el poder adquisitivo de la clase trabajadora. Pero, es evidente que la mayoría de los que forman este grupo social, que sólo cuenta con su fuerza de trabajo, como su principal patrimonio para subsistir, con esos incrementos salariales, no podrán salir de su postración, sus condiciones de bienestar, no van a la par del desarrollo alcanzado en pleno Siglo XXI, hasta podría decirse que siguen viviendo pesadillas parecidas a las que vivieron sus antepasados.

Muchas de las demandas revolucionarias son vigentes en la actualidad. Las cifras de pobres y de quienes viven en la miseria se incrementan conforme pasan los días. Sólo un pequeño grupo de personas se han beneficiado con el trabajo y esfuerzo de las generaciones pasadas que realmente amaban a México. El incremento salarial de $34.57 pesos, sólo alcanzará para comprar 55 tortillas más todos los días.

Durante el mes de enero, la mayoría de las familias de la clase trabajadora, seguirán viviendo la pesadilla de siempre. Por principio de cuentas, si son propietarios de un inmueble tendrán que pagar el impuesto predial, que posiblemente será mayor que el año pasado, para que alcance a cubrir el incremento salarial de los trabajadores municipales; si se cuenta con un vehículo familiar, hay que pagar el engomado; también se tendrán que pagar los recibos por el consumo de la energía eléctrica y del agua potable, respectivamente.

Quien no tenga casa propia, tendrá que pagar la renta mensual o la hipoteca correspondiente, pero si por desgracia es jubilado y tiene un crédito de FOVISSSTE, aparte de que recibe una pensión equivalente a 10 Unidades de Medidas de Actualización y no a 10 salarios mínimos, diarios como legal y humanamente debería de ser, le descontarán el 30% de su ingreso mensual, durante 20 o más años, como le sucede a muchos de mis conocidos.

Por supuesto que, en la relación de pagos pendientes, estarán las tarjetas de créditos tanto bancarias como de las diferentes tiendas de conveniencia, que fueron utilizadas para completar los gastos de las cenas de navidad y año nuevo, la compra algunos regalos, para la familia y hasta para la realización de algún viaje de convivencia familiar.

Además de todos los pendientes anteriores, se empezará año nuevo, con recursos limitados, para adquisición de los productos básicos para la alimentación diaria, como tortillas; frijoles; arroz; azúcar; huevo; carne de res, de pollo y de cerdo; pan; aceite; leche; pasta dental; algunos enlatados; papel higiénico; jabón de tocador; jabón en polvo; los cuales tienen importantes variaciones en los precios. Aun cuando el Gobierno Federal, informa que se incrementó la canasta básica de 23 a 40 productos de primera necesidad y que estarán disponibles en las 27 mil tiendas comunitarias de Seguridad Alimentaria Mexicana (SEGALMEX).

La realidad, es que con que se puedan comprar los productos mencionados, así como algunas frutas y verduras, es suficiente para tener una sana alimentación, lo malo del asunto es que los precios tienen variaciones que no corresponden a los incrementos salariales. Inclusive en las tiendas SEGALMEX, algunos productos se venden a precios más altos que en los tianguis, porque a veces los proveedores pagan a los funcionarios el 10% sobre el importe total del pedido.

La preocupación crece, cuando los centavos se van escaseando y falta comprar alguna medicina que se requieren, para atender las enfermedades crónicas que padecen los adultos en las familias, ya que no se pueden conseguir gratuitamente en ninguna institución pública de salud y muchas veces ni los $ 4,800.00 que reciben bimestralmente de ayuda, son suficientes para sufragar dichos gastos, debido a que el Sistema de Salud, está totalmente colapsado y el modelo “tipo de Dinamarca” camina con fatal lentitud. Luego sentirán angustia, al saber que las actas del registro civil, las licencias y otros impuestos se han incrementado en mayor proporción que el salario.

Por si fuera poco, a finales de enero, tendrán que pagar las inconstitucionales “cuotas voluntarias” de inscripción, que establecen los directores de las escuelas en común acuerdo con un pequeño grupo de padres de familia, que muchas veces no cuentan con ninguna representación y se hacen pasar por Presidente, Secretario y Tesorero, de la supuesta Asociación de Padres de Familia, por no estar constituida legalmente de acuerdo al Reglamente del 02 de abril de 1980, y además, estos representantes ni siquiera pagan dichas cuotas “voluntarias”. Las cuales oscilan entre los $ 250 pesos en jardines de niños y los $ 1700 pesos, en algunos subsistemas educativos, como el de Tecnológica Industrial y de Servicios.

Posiblemente serán pocos los afortunados que logren transitar la cuesta de enero, sin   echar mano de plástico crediticio alguno. La mayoría seguirá sumida en esa pesadilla de la injusticia social, porque a la fecha no se les ha permitido salir de su postración.