Maltrato animal en medicina

¿Cuáles eran los argumentos para sostener la supuesta utilidad de las técnicas quirúrgicas en los animales? (Foto: especial)

Algo de Historia. El uso de seres vivos con la idea de adquirir conocimientos no es algo nuevo, data de épocas bastante lejanas. En la antigua Persia los reyes permitían a sus médicos experimentar con hombres condenados a muerte. El gran da Vinci contribuyó al conocimiento de la anatomía comparada en perros y gatos, pero predijo que algún día la experimentación en animales sería juzgada como crimen. Dado que por esas épocas no se conocía la anestesia se intentó justificar el sufrimiento provocado con el argumento de que eso era necesario para adquirir conocimientos y por otra aceptando que los animales no sentían, puesto que no tenían alma (¿?). Abonando esta barbaridad Tomás de Aquino (siglo XIII) no tuvo empacho en eructar: “no tienen razón, no tienen derechos, por lo tanto, el ser humano no tiene responsabilidades hacia ellos”. Peor imposible.

En el siglo pasado y parte del presente en la carrera de Medicina el estudiante cursaba una materia llamada “Técnicas quirúrgicas en animales”, en la cual, hipotéticamente, adquiría una serie de habilidades que lo capacitarán para la ejecución de diversas maniobras quirúrgicas en el humano cuando llegue el momento de egresar como Médico Cirujano. La pregunta que surge es ¿Acaso eso era cierto?, La respuesta sincera es un contundente no, nada, en lo absoluto, esa materia no capacitaba al estudiante para nada como no sea el adquirir una visión aberrante de la ética y la deontología. En la actualidad las practicas quirúrgicas en animales solo existen en las Facultades de Veterinaria.

Conocimientos recientes referentes a la capacidad de los animales de darse cuenta de su entorno y sentir dolor, ansiedad y miedo nos obligan a evitarlas, hasta donde sea posible, situaciones que les provocan estrés patológico, dolor y malestar. En 1959 Russel y Burch publicaron “The Principles of Human Experimental Technique”, en el que proponen algo ya universalmente aceptado, el principio de las “3 R’s”: Reemplazar, Reducir y Refinar. Se entiende por “reemplazar” el sustituir a los animales con otros métodos por ejemplo modelos de computación. “Reducir” se refiere a disminuir el número de animales utilizados en una investigación, por medio de una minuciosa planeación. Con “refinar” se entiende la disminución de la frecuencia o de la severidad de procedimientos a los que los animales serán expuestos. Y todo lo anterior aplica perfectamente para las escuelas de veterinaria.

Numerosos países tanto de Europa como América han elaborado instructivos que regulan el uso de los animales en la experimentación. En México se publicó en el Diario Oficial del Gobierno Mexicano el 28 de junio de 2001 la Norma Oficial Mexicana NOM-062-ZOO-1999: que entre otras cosas considera: “fomentar la producción, el cuidado y uso de los animales de laboratorio mediante la aplicación de técnicas tendientes a garantizarla producción, proteger la salud y favorecer el buen uso de los animales de laboratorio”. A mayor abundamiento sobre el tema, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó, en 1985 sus “Principios para el uso de animales de experimentación” que entre otras cosas sostiene: Los experimentos en animales deben realizarse solo luego de la debida consideración de su relevancia sobre la salud humana y el avance del conocimiento. Deben tratarse a los animales con conciencia y minimizando el estrés y el dolor como imperativos éticos.

¿Cuáles eran los argumentos para sostener la supuesta utilidad de las técnicas quirúrgicas en los animales? En la página de internet de una conocida Universidad encuentro esta fantasía: “Técnicas quirúrgicas en animales, su objetivo: Integrar los conocimientos fisiopatológicos y de la educación y técnica quirúrgica en un modelo animal vivo, que le permita adquirir las destrezas y habilidades necesarias para tratar pacientes quirúrgicos de primer contacto y participar en procedimientos quirúrgicos mayores en su calidad de médico general”.

Lo anterior es tan falso como un billete de 15 pesos, pues la triste realidad, que cualquier cirujano de un hospital ha comprobado es que muchos de los alumnos que salen del 5° año de la carrera difícilmente saben zurcir un calcetín.

¿Sirve de algo la masacre de animales en las escuelas de medicina? Para nada, no sirve en lo absoluto para el adiestramiento quirúrgico de los estudiantes. Las habilidades quirúrgicas pueden aprenderse y desarrollarse en simuladores y modelos 3D para posteriormente perfeccionarse en los servicios quirúrgicos bajo la supervisión personal de cirujanos.

Esta es la realidad en la actualidad, puede no agradar a algunos directivos y a algunos maestros, pero eso no cambia nada. Los estudiantes no aprenden (ni aprenderán) cirugía actuando de mataperros. Recordemos “En Medicina, todo tiempo pasado fue peor”.