Distribuidor vial en salida a Salamanca: vecinos no creen que esté listo para julio

Denuncian inseguridad vial y preguntan quién va a pagar por los daños colaterales generados por una obra mal llevado a cabo

La opinión ciudadana no ve para cuando se concluya en definitiva una obra que genera demoras y pérdidas económicas. | Agencia Comunicación Gráfica

Morelia, Mich.- Después de una serie de prórrogas de una obra que inició hace 28 meses, vecinos y comerciantes afectados por la construcción del distribuidor vial en la salida a Salamanca no creen que pueda estar lista para julio, la última de las fechas de entrega establecidas por las autoridades estatales. Denuncian también que permanece el caos vehicular, la inseguridad de los peatones y la afectación a los negocios sin que nadie se haga responsable por estos daños colaterales.

La obra fue iniciada por el exgobernador de Michoacán Silvano Aureoles Conejo en febrero de 2021 y dijo que sería concluida en un plazo no mayor a 18 meses, esto es, en octubre de 2022. No fue el caso. El actual gobernador, Alfredo Ramírez Bedolla, quien tomó el cargo en octubre de 2021, acusó incumplimiento del contrato por parte de la empresa Tradeco, la primera responsable de la construcción, por lo que firmó uno nuevo con Supra Constructoras, la cual se comprometió a entregar el 7 de marzo de 2023. Tampoco sucedió.

Ante las delaciones, ninguno de los comerciantes y vecinos entrevistados cree, como prometió Alfredo Ramírez, que el distribuidor estará listo en julio; tampoco que, como declaró el secretario de Comunicaciones y Obras Públicas (Scop), Rogelio Zarazúa Sánchez, a la obra le falte solamente un 10 por ciento para ser culminada.

En la esquina de la avenida Morelos Norte y el Periférico, Francisco y Juan Carlos venden donas y churros. “Más que beneficiar, ha afectado mucho”, es su balance. Ellos mismos no pudieron abrir durante meses, ya que la circulación estaba parada y tenían montículos de tierra afuera de su negocio, de manera que no había clientes y el polvo les hacía imposible vender su mercancía.

Destacan la inseguridad vial que hay en la zona, recordando que en diciembre del año pasado una camioneta cayó del distribuidor hasta el fondo de la zanja que fue excavada. “Todos los días hay algún percance”, observan.

“En lo que menos se han fijado es en el peatón”, apunta Alejandro, dueño de un puesto de miscelánea aledaño a la obra en construcción. Recuerda el accidente en el que un niño de alrededor de nueve años fue atropellado.

La zona apenas cuenta con dos lámparas colocadas después de mucha gestión, señala el entrevistado. Sin embargo, no hay ningún tipo de señalamientos para asegurar la integridad de los peatones ni se ven agentes de tránsito que ayuden a que la circulación se dé sin mayores riesgos.

Sólo durante la recopilación de esta información un transeúnte entró en confrontación verbal con el conductor de una combi de la ruta naranja 1, reclamándole al transportista no haber respetado su paso y haberle echado la camioneta encima. Éste, a su vez, se defendió argumentando que iba circulando de manera normal, que él (el peatón) no tenía que haberse cruzado por allí.

Alejandro dice tener toda la crónica desde febrero de 2021 y hasta la fecha, ya que es parte del comité de vecinos de las colonias afectadas que ha estado en diálogo con las autoridades estatales: La Soledad, Lomas del Tecnológico, Santiaguito, Dr. Miguel Silva, Francisco J. Múgica, entre otras. “Esto es un frankenstein”, sentencia, “que no tiene pies ni cabeza, no sabemos cuándo va a terminar”.

Asegura que nunca se convocó a los encargados del orden para dar a conocer o integrar un plan para asegurar que la construcción de la obra se diera de una manera coordinada. “Los tenemos que andar buscando para que hagan su chamba. Queremos que se pongan a trabajar, que terminen. ¡Que ya terminen!”, remata.

“¿Y la reparación de los daños? ¿Quién nos los va a pagar?”, pregunta Alejandro en tono acusatorio enlistando los efectos colaterales de una obra que se ha desarrollado, a su juicio, de muy mala manera.

Se refiere a los negocios que en estos 28 meses, ante la falta de afluencia, han cerrado: vulcanizadoras, un local de colchones, uno de tornos, otro de luces led; “uno de alarmas ahora es tienda, pero igual no vende mucho”. Alude también a las casas que han denunciado que sus muros se han cuarteado, los encharcamientos que ahora se hacen y que han alcanzado a varios negocios (el suyo, para empezar). En este último punto, pregunta cómo se le va a hacer en tiempos de lluvia, ya que el transporte público va a tener que subir y bajar a la gente a media calle.

En cuanto a las irregularidades que se han dado durante el proceso, Alejandro denuncia que hubo toda una red organizada para el robo y el saqueo de material de construcción. Dice que los vecinos avisaron a las autoridades sobre la manera en que desde veladores hasta ingenieros se llevaban varilla y alambre, pero nunca acudieron, por lo que fueron los mismos vecinos quienes se organizaron para correrlos de allí.

Concluye diciendo que el tema “se ha tratado con ligereza” y que, en su opinión, sólo hay dos hipótesis: o están retrasando la obra para fines proselitistas, ya que en próximos meses inician las campañas electorales, o “le tienen miedo a picarle las costillas (apurar) a las constructoras”.

Taxis “Don Vasco” tiene una base en la avenida Morelos Norte. Este ha sido uno de los sectores más dañados, dice Salvador, transportista, debido a que el tráfico “se colapsa” con frecuencia. “Nos hacemos 35 minutos nada más de aquí al Tec de Morelia (decenas de metros), cruzando el libramiento”.

Las bajas que reporta el taxista son similares a las que da el dueño del puesto de tacos de barbacoa a unos metros, así como el que informan otros negocios aledaños, esto es, alrededor de 60 por ciento menos ingresos que antes de que se comenzara con la obra, esto quienes aún funcionan.