DEBATAMOS MICHOACÁN: Cartografía de la paz y la convivencia

Trabajar en los municipios con un proyecto de paz y convivencia social, que genere la cohesión social, y los mecanismos de participación ciudadana es fundamental. (Foto: cortesía Gerardo Herrera.

La paz ha sido un concepto dinámico, no estático; su evolución en la historia reciente de la humanidad, viene de la Segunda  Guerra Mundial y la creación de la ONU (1945) y la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948); fue en la UNESCO 1989, cuando nace la cultural de la paz, para 1998, se da el Decenio internacional de una cultura de paz y no violencia, posteriormente en 1999 se aprueba la Declaración y el Programa de acción sobre la cultura de la paz, ya para 2005, se da inicio a la recopilación de documentos para visibilizar prácticas sobre cultura de paz y en 2010 algunos países en América Latina hablan de paz en sus constituciones políticas.

Pero igualmente la paz, evoluciona su concepto, ha transitado de verse como ausencia de violencia; equilibrio de fuerzas en el Sistema Internacional; a considerarse como paz negativa y paz positiva; como paz feminista con una revisión macro y micro de la paz; paz holística-gaia, así como paz holística interna y externa.

La cultura de la paz, requiere de una base ética que permita tomar decisiones respecto a la convivencia, la cual deberá estar sustentada en valores para evitar la injusticia social, las desigualdades, las inequidades y otros temas que someten y controlan las conductas de las personas. De ahí la importancia de difundir los valores de la cultura de paz: justicia, libertad, igualdad, tolerancia, cooperación, colaboración, solidaridad, honestidad, responsabilidad, equidad, humildad, respeto y desde luego amor.

En días pasados participé en un conversatorio con alumnos y alumnas de Telesecundarias de la supervisión escolar V017 del Estado de México, quien solicitó a la Subsecretaria de Derechos Humanos y Población de Michoacán, atendiera la invitación como moderador de dicho encuentro sobre “Cartografía de la Paz”; en dicho evento, Dulce, Abdiel, Victoria, Jorge, Lizeth, Iván, Diana, Diego, Luisa, Andrés, Jesús Ernesto, Jesús, Nissi, Alex, Ernesto y Ossiel, disertaron sobre la diversidad y riqueza de las paces que existen y que han sido tema de estudios de paz a lo largo de casi 70 años.

También estuvieron presentes autoridades educativas, directivos escolares, personal docente y estudiantado e invitados especiales, como el caso del licenciado Isaul de Jesús Barajas; dichos participantes en el evento, asistieron con la emoción y pasión que da escuchar a quienes en unos años más tomaran las riendas de las acciones públicas para lograr establecer la convivencia, fraternidad y participación social que se requiere para mantener una paz duradera.

Los abordajes que se hicieron por parte de los disertantes fue atender los conceptos de la diversidad que puede tomar la paz en su construcción para el encuentro del diálogo y la convivencia social que han sido preparados y escritos teórica y epistemológicamente Johan Galtung y Francisco Jiménez y otros; así, se reflexionó sobre la paz negativa, paz positiva, paz neutra, la paz social, paz Gaia, paz interna, paz multicultural, paz intercultural, paz transcultural, paz vulnerable, paz sostenible, paz resiliente, así como los estudios de paz de la quinta generación elaborados y diseñados por Gerardo A. Herrera Pérez, la paz dialógica, la paz para la aldea global, la paz espiritual.

De esta manera quince propuestas para analizar, revisar, comprender, atender y avanzar progresivamente en la construcción de la cultura de paz y la convivencia social.

Por ello, abordar el tema de la Paz no es simple, ya que dicho concepto vive en complejidad; en efecto, y es que, en la resolución de los conflictos entre las naciones, entre los pueblos, entre los miembros de la familia, está en medio el poder, y su ejercicio; no es sencillo tender un puente de comunicación para el diálogo horizontal, sobre todo en las naciones que juegan las posiciones geopolíticas, y otros elementos, como expresa Johan Galtung teórico de la Paz, quien confirma que, para que exista paz, se requiere de resolver conflictos de manera equitativa, se necesita de los derechos humanos universales, interdependientes, indivisibles y progresivos, pero también de evitar la violencia física, cultural y estructural (el triángulo de la violencia), que permita un mayor acercamiento, convivencia, fraternidad y participación desde lo personal y social.

Me pregunto constantemente por dónde debemos de caminar para alcanzar una Paz duradera, si vemos crisis permanentes: medioambientales, sociales, subjetivas, en la educación, en la salud, en el financiamiento, y ahora el miedo, el asesinato de los comunicadores, de defensores de derechos humanos, pero también feminicidios, y en donde muere igualmente la sociedad al no poder ser informada y protegida.

Recientemente estoy realizando tareas y acciones para promover la paz en Michoacán, en su momento lo he realizado en la zona costa y sierra; en dicha zona, constaté la importancia de generar un programa holístico, sistémico, interdependiente y progresivo sobre la cultura de la paz y que podría ser abanderado desde las estructuras del poder: el ayuntamiento y autoridades, las estructuras de la educación, de salud, de los derechos humanos, de las organizaciones de la sociedad civil; es decir,  los caminos pueden ser diversos, como diversos los mecanismos para seguir en una lucha por la paz, por la vida.

Existen una diversidad de posibilidades para atender a la población y generar condiciones de Paz y convivencia social, el ayuntamiento siempre será el primer respondiente; muchos caminos, diversas propuestas, promovidas desde todas las estructuras, federal, estatal, municipal. Desde hace ya varios años, vengo insistiendo en la importancia de promover y generar las condiciones desde diversos espacios, entre ellos, los ayuntamientos, para fortalecer los valores de la Paz, destacamos los siguientes:

Primero, crear un programa municipal de la paz y convivencia social para el trienio y su programa operativo anual.

Segundo, fortalecer el acervo bibliográfico digital de las áreas educativas y operativas del ayuntamiento, creándose unidades para la Paz, que motiven y promuevan acciones desde sus funciones para la paz y el empoderamiento de la población para la resolución de conflictos.

Tercero, trabajar en proyectos para la paz en la educación básica y media superior, tanto para alumnos, como para docentes y los padres de familia; proyectos atendidos desde las mallas curriculares de la educación básica ya aprobadas y con una visión de pensamiento crítico.

Cuarto, renombrar espacios urbanos o suburbanos con nombres relacionados con la paz, que resignifiquen simbólicamente el concepto de Paz y manden una señal clara de aquellos hombres y mujeres que han trabajado por la resolución de conflictos y el trabajo de paz. 

Quinto, destinar recursos públicos para coadyuvar a las tareas de paz que realicen las organizaciones de la sociedad civil, o bien, las estructuras de la educación o de la salud.

Sexto, que la paz sea un eje transversal del diseño de la política pública, así, como lo es la perspectiva de género, o bien, la igualdad y no discriminación, los derechos humanos, la interculturalidad o la sostenibilidad.

Séptimo, implementar el programa operativo municipal de la paz, en su vertiente de capacitación, para la información y formación dirigidos a los elementos de la policía municipal, para fortalecer su acción pública en materia de mediación y resolución de conflictos, así como en materia de igualdad y no discriminación.

Octavo, en las áreas de la Sindicatura, promover la formación de los servidores públicos para establecer los servicios de mediación y resolución pacífica de conflictos profesionalizados y con vocación de servicio.

Noveno, dar oportunidad a las reflexiones desde la sociedad civil para ser atendidas por el ayuntamiento, que promuevan la paz, la resolución de conflictos.

Décimo, crear las redes de apoyo de municipios y vincularse con otros municipios de otros países, que trabajan por la defensa de los derechos humanos y el impulso a la paz y la convivencia social.

Undécimo, vincularse con diferentes campañas que promuevan los derechos humanos, la participación social, y la construcción por la Paz.

Duodécimo, impulsar con otras ciudades que promueven la paz, el hermanamiento para fortalecer los vínculos y la formación del servidor públicos y de las personas en las comunas.

Décimo tercero, incluir en las contrataciones o licitaciones de bienes, productos o servicios del ayuntamiento criterios de respeto para la paz, la solidaridad y los derechos humanos; por lo que un proveedor de bienes y servicios del ayuntamiento no podrá tener quejas en los órganos autónomos de derechos humanos o haber sido juzgado y sentenciado por violaciones a los derechos humanos.

Consideramos importante, continuar trabajando en este ejercicio público de creación y desarrollo de conciencia, pero además de cohesión social, en donde la cultura de la paz sea un acicate para la transformación de comunidades con violencia física, estructural y cultural en comunidades con procesos dialógicos de comunicación y respeto a las diferencias.

Urge tomar nuevas medidas, porque las normas, las estructuras y el diseño de política pública requiere de continuar trabajando en la construcción de nuevos modelos sociales y económicos para evitar tanto dolor que se genera en la sociedad, derivado de las crisis que vivimos, de los feminicidios, desplazados, miedo, pobreza, precariedad y crimen organizado (para la venta de drogas, armas y la trata de personas), el patriarcado y un mercado que día con día  promueve el hedonismo y a la par la violencia, el mandato de masculinidad y las potencias.

Trabajar en los municipios con un proyecto de paz y convivencia social, que genere la cohesión social, y los mecanismos de participación ciudadana es fundamental. Se requiere igualmente servidores públicos profesionalizados y con verdadera vocación de servicio, que no quede lugar a dudas que las acciones son para emprender las transformaciones que necesitamos socialmente.