¡Vivan los ideales!

Ha sido larga la lucha del pueblo de México por sus derechos, por lograr su independencia, por la libertad y soberanía de todos. | Agencia de Comunicación Gráfica

Solo faltan dos días para que termine septiembre, mes de la patria, de recordar y honrar a los miles que dieron su vida, para que estas tierras fuesen nuevamente nuestras.

Miguel Hidalgo y José María Morelos, fueron las cabezas, pero fueron miles los que lucharon para abolir la esclavitud, la desigualdad, para que no fuésemos más la Nueva España, sino México.

Grandes fueron Hidalgo y Morelos al enfrentarse al imperio, a la iglesia, a las mentes pequeñas, al status quo.

Ha sido larga la lucha del pueblo de México por sus derechos, por lograr su independencia, por la libertad y soberanía de todos.

Pasado mañana se cumplen 258 años del nacimiento de José María Morelos, hijo de José Manuel Morelos, carpintero y de Juana María Guadalupe Pérez Pavón, criolla cuyo padre era maestro de escuela.

Morelos nació en la antes villa de Valladolid, hoy llamada Morelia en su honor. Aprendió a leer y escribir con su madre y abuelo. posteriormente se realizó su anhelo de ingresar a estudiar en el Colegio de San Nicolás.

 Morelos fue pilar fundamental del movimiento de independencia; padre ideológico de México como república independiente.

La enorme inteligencia y sagacidad de Morelos hicieron que hasta la fecha sea considerado el mejor estratega militar de la historia de México. Incluso Napoleón Bonaparte declaro que “con cinco generales como Morelos conquistaría el mundo”.

 Morelos es claro ejemplo de las cualidades de un guerrero, del amor a la tierra en que se nació, a la patria toda.  Encarnaba las características del verdadero líder; veía por los otros, sin pensar en el mismo.  Era un gran estratega, sabía, aun en desventaja de número y equipamiento, ganar las batallas basado en la inteligencia y en el corazón.

Morelos, concebía que amar al otro es la mayor riqueza. Sabía que la mayor satisfacción posible es poder servir al otro. En su juicio de excomunión declaró que su mayor recompensa seria ser recordado como “el siervo de la nación”.

 Su preparación religiosa inicio con su abuelo materno, posteriormente de manera académica y formal en el Seminario de Valladolid, hoy Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, donde Miguel Hidalgo era Rector, fue su maestro, amigo y compañero de ideales, sueños y lucha.  Al finalizar sus estudios fue enviado a Carácuaro donde fungió como sacerdote por once años.  Existe registro de que siempre abogó por los indígenas, fomentando la organización comunal tanto en los talleres productivos como en el cultivo y aprovechamiento de la tierra.

Organizó el “Congreso de Anáhuac” en Chilpancingo en 1813. Un año después en plena lucha armada, se gestó la primera Constitución de México, en Apatzingán plena tierra caliente michoacana. 

 De todos los insurgentes, Morelos fue quien tenía más claro que no tenía sentido ganar a punta de hierro y sangre la guerra, si antes no se tenía ganada la lucha ideológica.  El hecho de que Morelos haya estado concentrado en los valores morales e ideológicos de México como nación, nos habla de su inteligencia y entrega a la lucha.

José María Morelos es el autor de los “Sentimientos de la Nación”, donde se declaró la independencia de América de España y/o de cualquier otra Nación, gobierno o monarquía. Estableció que la soberanía emana del pueblo. Estableció los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial, como sistema de gobierno. Redujo la jornada de trabajo de los peones, prohibió el castigo físico y la tortura, estableció protecciones para las clases marginadas y exhortó al Congreso a trazar leyes para moderar la opulencia y la pobreza, a fin de lograr la igualdad social.

Morelos sostenía que todos somos iguales, con los mismos derechos. Que es obligación del estado y de la sociedad velar por proporcionar las mismas oportunidades a todos. Promulgaba   que era mediante la educación que se lograría la igualdad social. “Que se eduque a los hijos del labrador y del barrendero como a los del más rico hacendado”.

En una sociedad extremadamente racista, donde el color de piel y el apellido designaba desde la cuna el destino y fortuna, Morelos proscribe la esclavitud y la distinción de castas u origen.

Morelos concebía a los indígenas, como los propietarios originarios de estas tierras.  Estaba consciente de la riqueza del pasado indígena, y pensaba que esta debería de ser la base de la nueva nación, ya no basada en la cultura y valores impuestos por España, sino en su raíz original. Prueba de ello es que la junta constituyente tuvo como nombre “Congreso de Anáhuac”.

 “Cem Anáhuac” es el nombre que dieron a este continente los pueblos originarios de estas tierras. La junta constituyente, llevaba en su nombre el espíritu que Morelos deseaba no solo para México, sino para toda la América, una tierra libre, independiente, donde todos sus pobladores, fuesen libres, sin distinción alguna, gozaran de los mismos derechos y no se rindiera honor a nación extranjera alguna.

Ser Moreliano, no debería solamente significar haber nacido en esta ciudad. Ser Moreliano, debería ser, seguir el ejemplo de Morelos, seguir sus ideales, su rectitud, su fuerza, su entereza, su lucha por la libertad, su energía y determinación contra la injusticia, su respeto por la ley, su espiritualidad, su tolerancia, su lucha contra la segregación, su vocación de servicio, su compromiso con la causa; lograr una Nación dueña de su destino.

La mayor parte de este artículo lo escribí el 30 de septiembre del 2010, sigo pensando igual y por ello decidí transcribirlo.

Este año se ha acrecentado mi admiración por Morelos, así como mi convicción de que es uno de los más grandes hombres de la historia.

Era Morelos un REVOLUCIONARIO, se opuso no solo al imperio español, sino al poder eclesiástico, al modo de producción esclavista, al racismo y a la desigualdad.

Se opuso a la explotación del hombre por el hombre, a la violencia, y a la persecución de las ideas.

Morelos tenía la tez morena y rasgos mulatos. Es la historia oficial la que lo pinta como si hubiera sido de tez blanca, cosa que no fue así.

Me lo imagino con su cuera de Apatzingán y su paliacate rojo envolviendo su cabeza, montado en su caballo, por todos los caminos, luchando por qué no fuéramos más colonia de España, por la igualdad, por el conocimiento y porque ninguna nación sobajase a otra, ni ningún individuo fuese sobajado por otro.

Cuánto luchó Morelos y miles más por un México, libre, sin violencia de todo tipo. ¿Qué pensarían si vieran lo que está sucediendo?

Escribo este el 26 del presente, día en que se cumplen nueve años de la desaparición de los 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa. Quienes solo querían ir a la CDMX, a marchar en conmemoración y por la realización de los ideales de los que fueron asesinados el 2 de octubre de 1968.

Nada se sabe de ellos, ni de que pasó. Así como no se sabe que fue de los 130 mil desaparecidos desde el 2014 a la fecha.

Muchas comunidades indígenas, han sido desplazadas, despojadas, siendo víctimas de una violencia contraria a todo derecho humano.

Enorme falta hace Morelos.

Por eso grito fuerte: ¡Que viva Morelos!