¡Ideales vivos!

Natalio Vázquez Pallares. | Fotografía: Archivo Natalio Vázquez Pallares

Tempranito nos fuimos Natalia y yo a llevarte flores, se había decidido no habría acto en conmemoración de tu aniversario luctuoso, por la veda electoral.

Pensé no iría nadie, pues había yo avisado en mi artículo anterior, no habría ceremonia alguna. Cuando íbamos caminando junto a la biblioteca vimos mucha gente y una banda. Nos preguntamos qué harían ahí, adonde irían.

Al llegar, vimos estaban unas coronas en el monumento, del Ayuntamiento, del Congreso del Estado, de la Asociación que lleva tú nombre, y una de Raúl, Natalia y mía.  Las flores dicen tanto, tienen un lenguaje tan claro, con ellas, con nuestro corazón te decimos: “Aquí estamos papá como siempre”.

En eso estábamos cuando vimos llegar al Dr. Díaz Rodríguez, hijo de tu amigo el Dr. Melchor Díaz Rubio. Nos dio tanta alegría verle, y junto a él acompañándolo tantos hechos, tanta historia.

En unos minutos estaba lleno el espacio, la banda de guerra, muchas personas que no conocíamos, que fueron para no permitir el olvido de la historia, de los anhelos, de los ideales. Llegaron Roció y José Luis; y te cantaron.

Fuimos todos en homenaje a tu lucha, a los ideales que están vivos, vigentes.

¡Te sentí tan cerca, tan vivo!

Ante mis ojos pasaron en segundos, tantas cosas que vivimos juntos, que me enseñaste, que me leíste, que me compartiste.

Cuando desde muy pequeña, cuando íbamos en la carretera me enseñabas los nombres de los árboles que íbamos viendo, de su importancia. Cuando me llevabas a las asambleas con ejidatarios para hablarles de la importancia de los bosques, de no talarlos, de la importancia de estar unidos.

Cuando no me podía dormir y me leías las mil y una noches, o tantos otros, y que, al paso de los años, seguíamos leyendo juntos sobre lo que pasaba en el país, en el mundo. De la importancia de leer mucho, de investigar, de tener discernimiento, de leer entre líneas.

¡Como te extraño!

Como olvidar que un 26 de marzo nació mi mamá, como olvidar que justo donde está el monumento, se conocieron, eras entonces Rector de la UMSNH a los 26 años de edad. Era el año de 1939. Fuiste quien concibió la “Universidad de Primavera”, haciendo de la universidad Michoacana una universidad de excelente calidad académica.

Te recuerdo siempre leyendo, estudiando, escuchando, analizando, ejecutando acciones para el bien de los demás. En donde estuvieras, en lo que estuvieras.

Cuanto luchaste por la paz, por la solidaridad internacional, contra el armamentismo, por la autogestión de los pueblos, de los individuos, por el respeto al otro, por la libertad en todas sus acepciones.

Nunca olvidaré cuando me llevaste a conocer el mar, o cuando me sacabas en la noche a la terraza y me enseñabas las figuras que formaban las estrellas, y que se llamaban constelaciones. Y que estas habían guiado a los mayas, a los griegos, a los vikingos y a los piratas por los mares.

Me enseñaste la magia del conocimiento, la magia de la vida.

Me enseñaste a luchar por mis ideales, por los anhelos y por los sueños, para que estos se hicieran realidad.

Los ideales más nobles de la humanidad y de México están vigentes.  La justicia, la libertad, la igualdad, la paz, no se han logrado aún en gran parte del orbe.

Estan vivos, vigentes, y seguiremos luchando por hacerlos realidad.