DEBATAMOS MICHOACÁN: Ciclo escolar con equidad

Hoy, seguimos insistiendo en encontrar la igualdad entre las mujeres y los hombres. (Foto: ACG)

En la historia reciente de la humanidad, impulsar acciones para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres ha sido un acicate desde hace doscientos años, prácticamente desde la Revolución Francesa y la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, en donde se promulgaba la igualdad, libertad y fraternidad; en este contexto una mujer pensó que no se podía seguir hablando sólo de hombres, por ello, Olympe de Gouges, se pronunció por impulsar la Declaración de los Derechos de las Mujeres y de la Ciudadana, situación que no aceptó la monarquía, quien finalmente la mandó a la guillotina, así los derechos de las mujeres desde aquellos tiempos.

Es decir, continúan las mujeres con diferencias de voz, valor y poder en su corporalidad (equifonía, equipotencia, equivalencia) con respecto de los hombres.

Hoy, seguimos insistiendo en encontrar la igualdad entre las mujeres y los hombres; por ello, desde los órdenes universal, regional, nacional, local y municipal avanzamos en el diseño e implementación de normas, algunas de ellas contenidas en las convenciones contra la discriminación y violencia de la mujer en la  CEDAW (internacional), y Belem Do Pará (regional), y normativas nacionales y estatales como las Leyes para una Vida Libre de Violencia de la Mujer, así como el marco constitucional que declara la igualdad entre las mujeres y los hombres; además de estructuras operativas como ONUMujeres, el Inmujeres, las Secretarías de Igualdad Sustantivas y las Instancias de la Mujer Municipal, así como diseño de política pública como el Programa Nacional de Igualdad entre Mujeres y Hombres 2021-2024 y los correspondientes programas locales.

Pese a ello, se requiere seguir insistiendo en evitar la violencia, en mejorar el diálogo crítico, en impulsar la difusión de los derechos humanos, y el trabajo en equidad de género, pero sobre todo la cultura de la paz en donde todos los seres vivos mantengan un proyecto de sostenibilidad.

Hoy, la vida nos indica que pese a la existencia de normas, estructuras operativas y diseño de política pública continuamos hablando de desigualdad, injusticia, precariedad, exclusión, por lo que impulsar modelos incluyentes desde la educación seguirá siendo una posibilidad para evitar las diferencias sociales que se dan en contra de las mujeres y que se evidencian en violencia de diferentes tipos; feminicidios, feminización de la pobreza, diferencias laborales a iguales trabajo, salarios diferenciados, el control, sometimiento, y disciplina del cuerpo de la mujer y de las niñas, en otras palabras un contexto económico que genera globalidad, mercado y patriarcado que somete, controla y disciplina los cuerpos, situación que debe de conocer el docente para la comprensión de las desigualdades sociales.

Existen contenidos educativos que hablan acerca de trabajar dichos temas de igualdad de género a través de diferentes estrategias, unos sólo abordan el problema desde la violencia, otros desde el Sistema de Género, otros más desde reconocer la interseccionalidad, o la interculturalidad, o bien la territorialidad, otra más lo hacen desde la transdisciplinariedad y plantean abordar el tema a través de tres dimensiones: derechos humanos, género y cultura de la Paz.

Pese a estos esfuerzos que desde luego reconozco y valoro, hace falta una dimensión que es la ambiental; el ser humano es biopsicosocial ambiental, desde diferentes disciplinas y saberes podemos advertir la existencia de dichas áreas del conocimiento para comprender al ser humano y desde ese enfoque abordar las problemáticas de diferencia social que viven las mujeres y las niñas en materia de derechos humanos, interseccionalidad, interculturalidad, el ciclo de vida, la territorialidad y desde luego la diversidad cultural, social y sexual.

Así, hoy los docentes, ese es el nuevo modelo educativo para 2022/2023, deben de colaborar con la comunidad educativa para prevenir y erradicar las distintas causas y factores que generan la desigualdad. Dichos temas son fundamentales para avanzar en la igualdad, a partir de que se conozcan y apropien de los derechos humanos, que se conozca qué es el género, la importancia que tiene la cultura de paz y el medio ambiente; temas fundamentales para generar condiciones más igualitarias, con entornos libres de violencia los cuales les ayudarán a transmitir la necesidad de vivir en comunidades más justas y en condiciones ambientales apropiadas para su desarrollo biopsicosocial ambiental.

En materia de equidad, será fundamental compartir información sobre el Sistema de Género, que nos ayuda a la comprensión de los conceptos de sexo, género, sexualidad, androcentrismo, sexismo, los cuales se han integrado en un binarismo, cuando lo que existe es una diversidad social, cultural y sexual; con ello podremos identificar diversas cuestiones como las desigualdades de género, a partir de los roles y estereotipos que identifican en distintos contextos. Reconocer la desigualdad nos llevará a generar condiciones de respeto y empatía entre los miembros de la comunidad educativa a partir de reconocer sus diferencias, sus identidades, la vulnerabilidad, la marginación y exclusión de que son objeto.

En este sentido, la importancia igualmente de trabajar en cuestiones de los hombres y sus masculinidades y los mecanismos de deconstrucción para masculinidades positivas que avancen en los conceptos de crianza, cuidados y actividades del hogar entendidas como la realización de un trabajo dentro del hogar en acompañamientos de sus parejas sentimentales y para la calidad de vida de los hijos y los miembros de la familia en cualquiera que sea su formato. Igualmente ayudará a trabajar las cuestiones de exclusión y discriminación como mecanismos de opresión contra quien vive diferente del binarismo; se podrá empoderar la niñez, adolescencia y juventud, es decir se trabajará con enfoque de interseccionalidad, interculturalidad, el ciclo de vida, la territorialidad y desde luego la diversidad: social, cultural y sexual.

En relación a los derechos humanos se deberá promover el ejercicio y goce de estos asociados a la igualdad de género a partir de la reflexión crítica de situaciones cotidianas.

Los derechos humanos nos llevan a la reflexión de la comprensión de los bloques de los derechos humanos: igualdad, libertad, seguridad jurídica, seguridad social, propiedad y derechos político electorales a los que alude René Olivos. En ellos encontramos las posibilidades de la defensa de las mujeres para que se les aseguren sus derechos, libertades y dignidad humana.

En este sentido será fundamental avanzar en el conocimiento de los derechos de la niñez y adolescencia, recuperando el derecho al libre desarrollo de la personalidad y el principio de interés superior: la protección de la vida, el desarrollo, la igualdad y no discriminación y la participación, así como de los derechos de los jóvenes y de las personas con discapacidad. Me parece también importante acompañar sesiones académicas para impulsar mecanismos para prevenir la violencia contra la mujer y las niñas y los miembros de la llamada diversidad sexual.

Otro gran tema para abordar el concepto de género, es el medio, la comunidad, el contexto en donde se desarrolla la vida de las personas, ese ambiente que debe de transitar de hostil, excluyente a un ambiente incluyente, de respeto, de diálogo, es decir, la cultura de la paz, la capacidad de resolver conflictos en equidad, para avanzar en el entendimiento, la igualdad, inclusión y comprensión para fortalecer los valores y actitudes de formación y participación ciudadana de la niñez, adolescencia y juventudes. Es decir, debemos colocar las perspectivas de: derechos humanos; igualdad y no discriminación; niños, niñas, adolescentes, jóvenes; intercultural; de prevención. 

Para ello, se requiere que, de manera activa, se generen las condiciones para impulsar procesos dialógicos al interior de los centros escolares que faciliten la construcción de una cultura de paz. Es decir, la cultura de paz necesita ser construida, requiere de la participación permanente de las personas que conforman la comunidad educativa (docentes, estudiantado, directivos, padres de familia, tutores), de la reflexión interna del sujeto activo, del entendimiento de la otredad y del entorno, así como del diálogo crítico e intercultural que permita la toma de acuerdos consensuados.

Vivir los valores de la paz como un estado de convivencia alcanzable, dentro de los marcos y posibilidades que cada sociedad y cultura ofrecen transformarnos, es decir, transitar en dichos diálogos para un mejor entendimiento en sociedad, y al ser género humano y tridimensionales con respecto a la aldea global que es el mundo en el que vivimos.

Finalmente, las cuestiones ambientales, son fundamentales para dar congruencia a los planteamientos de la Agenda 2030 de la ONU, Agenda 2050 de la OCDE, la Carta de la Tierra, las desigualdades también se plantean en las cuestiones ambientales, por ello, la importancia de trabajar en el cuidado y respeto al medio ambiente, como un mecanismo fundamental para la sostenibilidad, para esta generación y las próximas generaciones.

Recordemos que somos unicidad; la humanidad, conjuntamente con los animales y las plantas son seres vivos, de ahí la importancia de cuidar el aire, el agua, la luz y la tierra, porque somos unicidad con estos elementos y en ello, se encierra la simbiosofía en la que podemos avanzar como humanidad sin antropocentrismo, poniendo al centro la vida, para su cuidado.

Me queda más que claro, que los docentes tienen mucho que despejar de sus mentes, entre ellos, sus prejuicios si los tienen, debemos de evidenciar que podemos transitar a una sociedad libre de violencia en donde no existe el androcentrismo (subordinación, dominación de los cuerpos de mujeres y de hombres), el sexismo (sobajar a la mujer) y la discriminación (exclusión), es decir avanzar en evitar los mecanismos de opresión, que van desde la invisibilidad, el estigma, el prejuicio, la violencia, la exclusión, la discriminación y hoy por hoy la muerte de mujeres y niñas, es decir, los feminismos, los transfeminismos.

Cumplamos con los grandes pilares de la educación, aprender a conocer, aprender a ser, aprender a hacer, aprender a convivir, aprender a transformar la realidad, y finalmente un sexo pilar aprender a ser feliz en un mundo que nos interpela y que requiere de cambios, como la transmodernidad, el transfeminismo y la deconstrucción metacognitiva para evitar las masculinidades hegemónicas y transformar a masculinidades positivas que trabajan en los cuidados, en la crianza, y en las labores del hogar.

Una nueva forma de vida, de intersubjetivación, de consumo y de respeto a la otredad, trabajando por la equidad, igualdad y, libertad, sin opresiones.