Sin cash no hay política

Lo cierto es, como dijera aquel político experimentado, la política se hace con dinero y si es cash, mucho mejor, para gastar con libertad. (Imagen: especial)

El sustantivo cash, es un neologismo de origen inglés que significa: Efectivo; dinero en efectivo; dinero constante y sonante; billullo; dinero en mano; feria; pachocha; lana o plata entre otros significados. Por cierto, existen muchas ventajas de contar con cash, la principal es que se puede cubrir una necesidad, en un momento dado, con dinero constante y sonante, el cual siempre será aceptado como medio de pago. Esa liquides física, obliga a priorizar necesidades y optimizar el uso de los recursos disponibles, por lo que no se puede gastar más de lo que se tiene. Entre los inconvenientes, es que al ver físicamente fajos de billetes y montones de monedas, llama mucho la atención y altera el ánimo de propios y extraños; genera envidias, inconformidades y disputas por la forma en que se utiliza o se distribuye; asimismo, se expone a que varias personas metan mano a la caja y se pierda su control o se destine a fines diferente a los establecidos y hasta que se lo lleve algún amante de lo ajeno.

En la actualidad, lo práctico para pagar los compromisos que se establecen en el desarrollo de las diferentes actividades de la vida, es hacerlo mediante el uso del plástico bancario o por medio transferencias digitales. A excepción de casos particulares como lo son, las actividades políticas, sobre todo durante procesos electorales, donde se requiere utilizar cash, por la naturaleza misma de los gastos, aparte de que no se deja huella alguna, sobre la ruta que siguen dichos movimientos y del origen de los recursos, librando cualquier control interno o de supervisión hacendaria. Si bien es cierto, que los partidos políticos legalmente establecidos y que forman el sistema político mexicano, reciben anualmente un presupuesto para cubrir sus gastos administrativos y de promoción política, además, de un monto adicional en tiempos electorales y por cada uno de sus candidatos a un cargo de elección popular; lo cierto es, que dichas asignaciones, resultan insuficientes para solventar todos sus gastos, a parte de la desigual distribución que se hace de los mismos, por parte de las dirigencias nacionales de los mismos partidos.

No hay dinero que alcance para hacer política. Y la política se hace con dinero “mi hijo” y no precisamente con el dinero de uno -me dijo en alguna ocasión un experimentado político-, enfatizando que para ganar una contienda electoral, se tiene que buscar financiamiento por fuera, lo que te da el partido, no alcanza para nada, hay que hacer  compromisos  con grupos de los poderes fáticos, para complementar el financiamiento y una vez llegando al cargo, cumplir esos compromisos, para dejar abierta la puerta de la democracia y a la siguiente elección, volver aplicar  la mima receta;  de lo contrario, sólo prestarás tu nombre para llenar los requisitos electorales, sin obtener beneficio o reconocimiento alguno. Acuérdate, -siguió diciéndome- por eso, es que los apoyos económicos, se ofrecen siempre, al candidato con mayores posibilidades de triunfo, coincidiendo regularmente con quien ha hecho de la política una forma de vida y ha perfeccionado su propio método, para hacer política, a fin de preservar el poder acumulados, durante sus años de “servidor del pueblo”. El comentario de mí conocido, me hizo reflexionar acerca de esa realidad, confirmando lo que todo mundo sabe, que cada tres años, aparecen las mismas personas en las boletas electorales y con el cash suficiente para cubrir todos los gastos de una campaña político-electoral y si, por mala suerte salen derrotados en dicha contienda, se refugian en la administración pública, ocupando cualquier cargo, aun cuando no sean aptos para  desempeñarlo, en espera de retomar el camino que conocen de memoria, para seguir obteniendo jugosos dividendos.

Las campañas político-electorales, siempre las ha pagado el pueblo y al parecer las seguirá pagando, si no se modifica la ley correspondiente. Cuestan mucho dinero y se acostumbra utilizar cash. Principalmente, cuando está en juego la banda presidencial. Así ha venido sucediendo, desde las campañas realizadas por Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón, mejor conocido como Antonio López de Santa Anna (1794-1876), las de Don Benito Juárez García (1806-1872), que posiblemente costaron un poco menos, que las de Santa Anna, siguiendo las de Porfirio Diaz Mori (1830-1915), lo más seguro a un mayor costo, que las de sus antecesores, y así, sucesivamente, hasta llegar a las últimas dos más recientes, las del Lic. Enrique Peña Nieto y la del Lic. Andrés Manuel López Obrador, en las que al parecer, se gastaron petacas y más petacas de cash y no precisamente producto del presupuesto autorizado, por la Cámara de Diputados. De lo contrario, no hubieran podido recorrer el territorio nacional, para convencer a la población de las bondades de su programa de administración de gobierno, que con tanto entusiasmo promovieron. Por eso, no nos debe de sorprender, que para el presente año fiscal 2022, a los siete partidos políticos (PAN,PRI,PRD,PT,PVEM,MC,MORENA), se les autorizó un presupuesto de $ 5,936,016,484 millones de pesos, para sostenimiento de actividades ordinarias permanentes; más $ 178,080495, para actividades específicas; $ 118,720,329, para franquicia postal y 693,490, para franquicia telegráfica, lo que viene haciendo un total de $ 6,233,510,798, millones de pesos, asignaciones que oscilan entre los $ 434,819,181, para el Partido del Trabajo (PT) y los $1,909,748,619, para el Partido de Regeneración Nacional (MORENA). Estos recursos son producto del trabajo de todos los mexicanos, que mucho hacen falta, para mejorar la infraestructura productiva. Pero por ley, los partidos políticos recibirán financiamiento público, para que realicen actividades políticas y participen en los procesos electorales. Es decir, deben de ser financiados por el pueblo.

Es un secreto a voces que ese financiamiento, resulta insuficiente, por lo que los partidos políticos se ven obligados a conseguir financiamiento por fuera, comprometiendo su independencia, por lo que no debe de espantarnos que gasten petacas y petacas de cash. Lo que nos debe preocupar, es que el bienestar de la población se supedite a los interese y caprichos de quienes los apoyan económicamente. Posiblemente, a eso se deba, que al frente de muchas instituciones sociales se encuentren personas ineptas, déspotas y sin vocación de servicio; que, por más leyes que aprueben para normar la vida de la población, no se ven resultados concretos. Siguen ampliándose las desigualdades sociales, con el aumento del número de pobres y miserables; la infraestructura medico asistencial es obsoleta y se sigue careciendo de las medicinas básicas, para curar las enfermedades crónicas de la población; las instalaciones educativas no son las adecuadas para  proporcionar una educación de calidad ni siquiera mediocre; las niñas y niños están mal alimentados; algunos integrantes de las fuerzas armadas y de seguridad publica siguen abusando impunemente del poder; a mayor participación del ejército en tareas de seguridad y en actividades empresariales, mayor inseguridad; una guardia nacional que nació muerta, cuesta mucho y aporta poco; la delincuencia en todo su esplendor, robos, homicidios, feminicidio, violaciones; desapariciones, secuestros y extorsiones por todas partes del territorio nacional y una absurda estrategia para combatirla; una corrupción imparable en la mayoría de las administraciones  públicas; una impunidad semejante a la del porfiriato, la ley sólo se aplica a pobres e inocentes, a la fecha no hay un solo funcionario corrupto en la cárcel, como se prometió en campaña; docentes y trabajadores de la educación con sueldo insuficientes para vivir dignamente; creciente número de profesionistas desempleados y subempleados; jubilados y pensionados condenados a morir en la pobreza; los pocos jóvenes que estudian algún postgrado en el extranjero, sufren en carne propia la inhumana política de desarrollo científico, implementada por la cuarta transformación y por si fuera poco, la mayoría de las finanzas municipales y estatales están comprometidas, las que posiblemente sean rescatadas por las generaciones que aún no han nacido. Por eso, pocas cosas nos espantan, después de tanta discriminaciones, desigualdades, abusos y atropellos que hemos sufrido los menos desiguales. Lo que si nos debe preocupar es retroceso y el abandono de la educación del pueblo, siendo que es la única oportunidad de mejorar y por lo menos poder alcanzar la libertad de pensamiento.

Lo cierto es, como dijera aquel político experimentado, la política se hace con dinero y si es cash, mucho mejor, para gastar con libertad. Imagínense cuantas petacas de cash, se necesitan para solicitar el voto a todos los mexicanos que integran el listado nominal de electores en nuestro País y poderlos convencer, de que ahora sí, no se le va a mentir, traicionar ni engañar.