DEBATAMOS MICHOACÁN: Valores

El trabajo desarrollado en familia es un valor que se vive por cada uno de sus integrantes. (Foto: cortesía Gerardo Herrera)

Los conceptos de la Paz, la Cohesión Social, y los Valores, pueden variar en función de la zona, el grupo social, los usos y costumbres, cada comunidad o colectividad humana aprecia de manera diferente los conceptos; es decir son conceptos complejos, por ello, reconocer cómo comprender los valores y en específico cómo vivirlos, nos ayuda a despejar el dilema, para visualizar como vivir los valores, así como para dar sentido a los conceptos de Cohesión social e Inclusión.

En este contexto, nos parece importante, hablar de los valores, y comprender como se viven, pero sobre todo, su importancia para la comunicación humana; hablaremos de diversos valores aquí en este Debatamos Michoacán, uno de ellos que es fundamental, es el respeto; para que se dé, siempre preciso la importancia del diálogo, en la horizontalidad, la complementariedad, la ecología de saberes, la alteridad, la intercomunicación, o intersubjetivación, la tolerancia y desde luego el ejercicio que permite el respeto.

Pero qué es el respeto:  bueno, es mostrar cortesía que merece el otro, los otros en el trato que podemos brindar, pero también, implica la escucha asertiva, consciente, de lo que nos expresa la otredad, y sobre todo brindar el mejor trato, eso que nos gustaría que nos dieran a nosotros. En el respeto hay mucho del manejo socioemocional de la comunicación.

Respetar permite reconocer las diferencias y admitir que unos y otros tenemos los mismos derechos (Convención de los principios de la tolerancia), porque somos valiosos, tenemos dignidad que es el valor de la persona. Pero que importante manifestarlo, respetar permite la Paz y la convivencia social y ello, detona en la comunicación entre los miembros de la familia, nuestras amistades, las personas que son compañeras de trabajo y desde luego los vecinos. Respetar es hacerlo por ti, es respetarte tú mismo, pero también yo me respeto, lo hago por mí, igualmente por todos, todas, todes.

Pero y qué decir de la honestidad como valor; bien, la honestidad la vivimos cuando nuestras expresiones se sustentan en la verdad, pero adicionalmente pensamos y actuamos de manera congruente, solo así podemos vivir el valor de la honestidad; dicho de otra manera, vivimos la honestidad cuando nuestros pensamientos (racionalidad) y los sentimientos (emociones) coinciden con lo que manifestamos y la manera en que actuamos.

Y es que vivimos el valor de la honestidad cuando decimos la verdad, y ello, genera la confianza con nuestros pares, o con la otredad; la confianza ata al concepto de cohesión social, entonces vivimos la honestidad cuando hablando con la verdad y ellos, ellas, elles, saben que no vamos a tratar de sorprenderlos o engañarlos, y ello permite que generamos la confianza en familia, con las autoridades, con los vecinos, y ello, permite generar la comunalidad.

Vivimos la honestidad como valor cuando cometemos un error, y lo reconocemos y hacemos acciones para enmendarlo y evitar volver a repetir dicho acto. Por ello, hablar con la verdad te permite vivir el valor de la honestidad en la Paz.

La generosidad, en diferentes temas toco el valor de la generosidad, lo abordo como un valor fundamental, porque la generosidad es la capacidad de dar y compartir lo que tengo, sobre todo mis conocimientos, sin egoísmos, como un mecanismo de compromiso social, es decir, comparto materiales, conocimientos, los afectos, mis emociones.

Vivo la generosidad cuando comparto sin esperar una recompensa, cuando me llena de emoción que hago lo correcto para el bien común o para el bien de una persona.

Vive la generosidad coadyuvando a procesos sociales; ayudando a resolver problemas que tienen otros para lograr cumplir con sus objetivos, al hacerlo demostramos de qué estamos hechos, de la capacidad de interesarnos y preocuparnos por el bienestar de los demás.

La confianza como valor la vivimos cada vez que la mismidad y la otredad son recíprocos y ello permite brindar seguridad. Es un valor que se identifica y se ejerce en la familia, son el padre y la madre las primeras personas en las que confiamos como un signo de cohesión familiar y generador de la autoestima.

La autoconfianza genera en las personas independencia, autonomía y la capacidad de tomar decisiones y resolver problemáticas, así como para avanzar en nuestros proyectos de vida, de ese derecho al libre desarrollo de la personalidad.

Yo, quien hace la siguiente reflexión vive el valor de la constancia, lo hago convencido de la importancia de escribir de manera frecuente y sin interrupciones, es decir, diariamente lo que vivo, lo que veo, en lo que participo y lo escribo, solo con el único fin de dejar constancia de un proyecto de sistematización de esa vida que muere.

La constancia suma la confianza, es decir, nos sentiremos felices cuando logramos lo que nos proponemos, y entonces tendremos confianza en nuestras capacidades y talentos, en ese momento estamos ya viviendo en constancia.

En una colonia, o comunidad rural, o bien en un edificio vertical u horizontal, las personas constantes contribuyen a transformar su comunidad, porque son capaces de superar obstáculos, y porque no generan comparaciones con otros miembros de la colectividad, saben que hay que hacer las cosas, y simplemente y de manera constante salen a realizar un trabajo colaborativo con otros, o bien de manera individual, pero en ambos casos a favor de la colectividad.

Cómo vivo el valor de la amistad; cuando soy leal, cuando expreso mi cariño, cuando soy generoso y entrego mis conocimientos y mis potencias para ayudar a resolver problemas de la otredad, cuando me manifiesto amable, y cuando logro ser solidario y empático. La amistad no te pone en riesgo, al contrario, protege y tal vez lo más importante, se genera la confianza, el respeto, aunque puedan ser totalmente diferentes.

Sigo insistiendo que, si hay amistad entre un hombre y una mujer, en el manejo de la interseccionalidad, en sus diferencias, en sus libertades, claro, como lo expresé renglones arriba, si existe el respeto.

Cuando hablamos del valor de la tolerancia, tenemos que regresar a revisar la Convención de los principios de la tolerancia de la UNESCO, hacerlo nos permite la comprensión que la tolerancia no es una dádiva, es exactamente lo contrario es el reconocer y valorar las diferencias ante las personas, los grupos sociales, y aceptar que unos y otros cuentan con el valor de la dignidad y el respeto a sus derechos humanos. Vivimos la tolerancia en su ejercicio cuando escuchamos de manera atenta y respetuosa las opiniones de los demás, aun cuando pudiéramos no estar de acuerdo, lo importante es construir los espacios para el debate, para el diálogo de las ideas.

Somos tolerantes cuando no hablamos mal de las personas, ni nos referimos de manera despectiva a su condición humana, física, social, de raza, de costumbres, religión y formas de pensar.

El trabajo como valor permite acceder a metas en el centro de trabajo, la oficina, el hogar, la comunidad, la colonia; sin colaboración en ocasiones individual, y en otras colectiva, no logramos avanzar para cumplir metas en relación con el bien común.

El trabajo en equipo, nos permite resolver problemas de diversa índole para mejorar la calidad de vida de las personas; el trabajo permite igualmente desarrollar nuestras capacidades y talentos, así como nuestras habilidades; trabajar en grupo es formidable, resolvemos dilemas y aprendemos a trabajar desde una metodología dialógica.

El trabajo desarrollado en familia es un valor que se vive por cada uno de sus integrantes, los padres, es decir papá y mamá o bien, papá, o mamá, deben de trabajar en acciones de crianza, pero también en el cuidado de adultos mayores, personas con discapacidad y la propia familia, así como las labores domésticas; los hijos deben de contribuir con su trabajo en las labores del hogar y en su trabajo en el cuidado y aseo personal.