Feliz Día de las Madres

Las mujeres que llegan casi a ciegas a la maternidad, se esfuerzan (no todas) por cumplir esa carencia de conocimiento informado y se entregan “de lleno” a ser madres. (Foto: ACG)

La familia como una organización natural tiene como función biológica el preservar la especie humana y como responsabilidad social el cuidar, proteger y hacer crecer a los hijos como seres humanos. Tarea nada fácil de cumplir que requiere de tiempo y de recursos económicos; además, llevar a cabo un proceso educativo permanente hasta que puedan ser autosuficientes en la toma de decisiones y en la satisfacción de  sus necesidades.

Tradicionalmente esta tarea educativa en los años de la primera infancia la han venido asumiendo las madres de familia, apoyadas en los servicios de guarderías y/o jardines de niños, tanto públicos como privados o a veces auxiliadas por terceras persona. El caso es que las madres, siempre están al pendiente de que sus hijos vayan adquiriendo los hábitos, valores y virtudes que les permitan lograr un desarrollo pleno y que puedan vivir en armonía con su medio social y natural.

El proceso de esta educación informal comienza desde el nacimiento mismo, cuando las madres empiezan a establecer comunicación con sus hijos  mediante ademanes, gesticulaciones, movimientos corporales y la pronunciación de algunas palabras claves, que los hagan sentir que son deseados, queridos y que serán protegidos de cualquier riesgo que enfrenten en la vida. Simultáneamente implementando diferentes formas juegos que ayuden a desarrolla el aparato locomotor.

Sin duda alguna, la tarea más difícil y complicada para las madres de familias se presenta durante la primera infancia, sobre todo cuando se quebranta la salud de sus hijos, porque aparte de los cuidados que se tengan que atender, habrá gastos imprevistos o catastrófico que cubrir, ya que como todos sabemos, los Servicios Públicos de Salud, en nuestro país son de pésima calidad.

En la medida que crecen los hijos van creciendo las necesidades y las preocupaciones. Por principio de cuentas miles de madres dejan en manos de terceras personas la educación informal de sus hijos, por la necesidad de trabajar para completar el ingreso familiar, exponiendo a sus hijos a todo tipo de contaminación social existente. Lo que ha ocasionado que muchos infantes no logren construir los valores que les permita alcanzar un desarrollo pleno, lo que conduce a que  a veces se asuman conductas antisociales, ante la mirada indiferente de las autoridades y el cuestionamiento de la sociedad.

Son las madres quienes optimizan tiempo y espacio para atender a la  familia, regularmente disponen de poco tiempo para su propia atención personal. Muchas veces llevan prácticamente toda la responsabilidad económica y la carga emocional de la familia. Esfuerzo poco reconocido por la sociedad y por los gobernantes en turno, sólo simulan hacerlo, una vez al año, cada 10 de mayo, desde 1922, sin preocuparse por lo que les pueda suceder los otros 364 días siguientes.

Seguramente este 10 de mayo no será la excepción, habrá festejos por todas partes, ya sea organizados por las autoridades en funciones o por los candidatos a los diferentes cargos de elección popular. Donde tratarán de sustituir su responsabilidad histórica por unas mañanitas, un desayuno, una comida o un mariachi, manifestando apoyo incondicional al trabajo de las madres de familia; cuando bien sabemos que lo que hace falta para mejorar las condiciones de vida de las familias es el combate a la corrupción, impunidad y delincuencia, para lo que se requiere voluntad y conciencia social. También, seguramente en esos  homenajes estarán ausentes “las madres buscadoras” y  los expedientes de las madres vilentadas.

El mejor homenaje a las madres mexicana es generar las condiciones económicas y sociales, para que ellas y sus esposos, puedan acceder a un empleo productivo; con una remuneración “suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, para proveer a la educación obligatoria de los hijos”, sin discriminación ni hostigamiento alguno.

Que se implemente un sistema de guarderías, donde se prosiga con la formación educativa de los infantes, mientras las madres  atiendan sus jornadas laborales. Además, de que se mejoren las instalaciones educativas y se actualicen los talleres y laboratorios, los  cuales ya resultan obsoletos para el desarrollo de algunas practicas escolares. Actualizar los contenidos temáticos de los programas de estudio, que permitan que un alumno cuando egrese de la educación primaria y secundaria, cuenten con los conocimientos universales básicos, que les permitan saber leer, escribir y comprender  cualquier tipo de texto y puedan realizar las operaciones básicas de aritmética y matemáticas.

Así también tener como mínimo 180 días de clases efectivas en cada ciclo escolar y dejar de cobrar semestralmente las tradicionales “cuotas voluntarias de inscripción” y las famosas “fichas par tener derecho a un examen de admisión”, en las escuelas publicas. Proporcionara desayunos, uniformes y útiles escolares a las niñas, niños y adolescentes y prolongar hasta las 15:00 horas el horario de las escuelas primarias, para que las madres trabajadoras puedan cumplir su jornada laboral sin preocupación alguna.

Es decir que se ponga orden en  el Sistema Educativo Nacional, para que se proporcione una educación publica de calidad y no se vuelva a nombrar a personas ineptas al frente de las instituciones educativas. Además se les proporcione a los alumnos los servicios de salud que requieran, no importa que no sean similares a los de Dinamarca.

Felicidades madres mexicanas, por su trabajo incansable que realizan los 365 días del año, para  sacar adelante a sus familias y conducir a los hijos por el camino del bien y con calidad humana.